sábado, 26 de mayo de 2018

Pontils, Vallespinosa, Sta. Perpetua de Gaià, Brufaganya... l'Alt Gaià en BTT

Cuando salimos a primera hora en dirección a Pontils, ya vemos que este no va a ser un día soleado. Aparcamos a la entrada del pueblo y nos ponemos a pedalear por la carretera que lleva a Santa Coloma de Queralt. Enseguida la abandonamos por el camino asfaltado que lleva a Biure y Piles, al llegar al Torrent de Biure abandonamos el asfalto y toca mojarse los pies para cruzar el torrente, que esta primavera baja bien servido de caudal.
Inicio de ruta en Pontils.
Caminos suaves para entrar en calor.
Primera remojada del día, el Torrent de Biure.
Mucho sol no parece que vaya a hacer.
Seguimos subiendo por el valle del Torrent de Sant Miquel, el camino está en buen estado y se alternan tramos de pendientes suaves con algunos repechos que obligan a poner el desarrollo más corto. Al final del valle el camino se divide en dos, uno sube hasta Sant Miquel de Montclar y el otro baja a la carretera de Pontils a Vallespinosa. El track que llevamos nos indica que hemos de seguir recto... rebuscamos entre los matorrales y encontramos un sendero apenas marcado que nos deja en unos campos, al final de los cuales encontramos el camino de bajada hasta el torrente del Clot de Comadevaques. Esta vez nos libramos de mojarnos los pies ya que hay una pequeña pasarela construida con palets y tablones.
Bajando hacia Vallespinosa.
El Clot de Comadevaques.
Carretera tranquila hacia Vallespinosa.
Restos de un molino.
La carretera que lleva a Vallespinosa, como todas las que pisaremos hoy, es una carretera muy tranquila, con muy poco tránsito y en la que es mucho más probable cruzarse con un tractor que con un coche. Vallespinosa es un pueblo muy pequeño pero muy arreglado de cara al turismo rural, en la Plaça Major hay un restaurante pero a esta hora aún está cerrado y nos quedamos sin el café, que realmente nos apetecía mucho.
Sant Jaume de Vallespinosa.
Carrer del Castell.
Los porches de la iglesia en la Plaça Major.
Vallespinosa desde la subida al Serrat del Camadall.
Salimos de Vallespinosa y al otro lado del torrente empieza la subida al Serrat del Camadall. Es larga y pedregosa, en algunos puntos tenemos que echar pie a tierra, pero superarla es solo cuestión de paciencia. Al llegar a la carena el camino va resiguiendo el trazado de una línea de alta tensión, salvo por el zumbido de los cables y las torres metálicas que afean el paisaje, es un tramo muy bonito y relativamente suave. Al final de la carena el camino inicia una fuerte bajada en la que hay que prestar atención y tirar de frenos... yo me voy de morros al suelo tres veces, afortunadamente sin consecuencias.
Subiendo al Serrat del Camadall, toca empujar.
El Serrat del Camadall.
Empezamos la bajada hacia Seguer.
El Montagut no se deja ver hoy.
Una vez terminada la vertiginosa bajada del Serrat del Camadall, llegamos al Camí de les Terres del Gaià. Este itinerario señalizado recorre todo el cauce del Gaià desde su nacimiento en Les Fonts de les Canelles en Santa Coloma de Queralt, hasta su desembocadura en la playa de Tamarit.
Empalmamos con el Camí de les Terres del Riu Gaià.
Castell de Seguer.
El Riu Gaià.
El Molí de Seguer.
Cruzamos el río a la altura del Molí de Seguer y seguimos las indicaciones del Camí de les Terres del Gaià. Es un sendero que evita tener que ir por la carretera hasta Santa Perpetua y que es muy divertido de ciclar. Algún tramo algo más pedregoso pone a prueba nuestra habilidad, pero en general es un sendero muy tranquilo y sin repechos... hasta que llega un punto en que hay que cruzar a la otra orilla. Más hacia el verano o un año menos lluvioso seguro que se podría pasar sin problemas, pero hoy toca hacer equilibrios sobre una pasarela que no ofrece mucha confianza.
Por el sendero que remonta el Gaià.
Este año baja con mucho caudal.
Pasarela sobre el Gaià, toca hacer equilibrios.
Un bonito rincón para refrescarse... si hiciera sol.
Una vez superada la prueba de equilibrio empieza la prueba de intuición. Como el camino no es muy transitado la hierba ha crecido bastante, prácticamente que no se ve el suelo, y hay que intuir por donde pasa el sendero. Justo al llegar a Santa Perpetua de Gaià está la última prueba, hay que volver a cruzar el río, pero esta vez no hay pasarela y toca volver a mojarse los pies... con cuidado de no caer y darse un baño completo. El pueblo de Santa Perpetua de Gaià es aún más pequeño que Vallespinosa. Medio escondido en un curva pronunciada del río, se encuentra dominado por los restos del castillo (una torre y poco más) y la iglesia medio en ruinas de estilo neoclásico.
Llegando a Santa Perpetua de Gaià.
Santa Perpetua de Gaià.
Santa Susana.
Santa María y la torre del Castell.
En un mirador que hay al lado de la carretera descansamos un rato, disfrutando de la vista sobre la Vall del Gaià. Si siguiéramos la carretera llegaríamos directos a Pontils en unos pocos kilómetros, pero decidimos desviarnos por el camino que lleva a Sant Magí de Brufaganya. Un primer repecho al principio del camino y enseguida la pendiente se suaviza, pasamos una cantera encima de Viladeperdius y remontamos el Clot de l'Angel, donde los campos de cereal hacen un efecto muy bonito con el viento, como un oleaje de color verde. La bajada hacia el Torrent de Sant Magí es rápida y enseguida llegamos a la capilla de Les Fonts de Sant Magí
Vista sobre la Vall del Gaià.
Olas verdes en el Clot de l'Angel.
Capella de les Fonts, cerca de Sant Magí de Brufaganya.
Les Fonts de Sant Magí.
Cuenta la tradición que Sant Magí hizo brotar las fuentes, dando tres golpes en el suelo con su cayado, para que los soldados romanos que lo llevaban cautivo pudieran saciar su sed. Cada año, en la festividad de Sant Magí - el 19 de Agosto - se realiza la "Baixada de l'aigua de Sant Magí" en carros hasta Tarragona. También dice la tradición que el agua de esta fuente tiene propiedades milagrosas y curativas, por lo que ese mismo día hay que lavarse los pies siete veces en la fuente y llevarse un poco de agua de vuelta a casa.
Goigs de Sant Magí de Brufaganya.
En nuestro caso solo bebemos pero parece que Sant Magí nos sonríe y, por primera vez en toda la ruta, luce un rato el sol mientras descansamos. De Les Fonts de Sant Magí ya empalmamos con la carretera que nos lleva de vuelta a Pontils, todo en descenso y sin cruzarnos con ningún coche... un final de ruta muy relajado disfrutando del paisaje.
Distancia: 32,2 Km.
Desnivel acum.: +852 mts. -852 mts.

sábado, 12 de mayo de 2018

Estany de Banyoles, Santa María de Porqueres y Les Estunes

Otro fin de semana en el que toca mirar con lupa la previsión del tiempo, y todo indica que que el sábado a la tarde viene un frente frío que complicará el tiempo. Por tanto decidimos salir el viernes por la tarde e ir a dormir a Banyoles. Nos alojamos en el Hotel L'Ast, situado en el extremo sur del Estany de Banyoles, un lugar absolutamente tranquilo, sin problemas de aparcamiento y a cinco minutos del centro en coche.
Después de dejar el equipaje nos acercamos al centro a cenar, alrededor de la Plaça Major hay multitud de bares y restaurantes para elegir. Nosotros fuimos al restaurante Al Born, un local llevado por gente joven, muy creativos, y donde se cena a base de tapas... en realidad son más bien pequeñas raciones muy bien presentadas, con cuatro o cinco para dos personas se cena estupendamente. La acompañamos con un tinto de la bodega Mas Vida (DO Empordà) muy bueno y todo a un precio muy razonable.
La Plaça Major de Banyoles.
Está llena de bares y restaurantes.
Pulpo sobre muselina de patatas.
Huevos estrellados con ibérico y pimientos de Padrón.
Secreto de ibérico, sencillo pero delicioso.
Calamar a la plancha sobre fideuá.
Cuando nos levantamos el sábado, vemos que el día ha amanecido brumoso, somos optimistas y confiamos que la niebla irá despejando. Nos ponemos a caminar en dirección al centro, en lugar de ir a buscar directamente el paseo que bordea el lago, de esta manera visitaremos el casco antiguo de Banyoles. Lo que hacemos es mezclar varias de las rutas que hay disponibles en la Oficina de Turismo: la ruta del Casco Antiguo, la de Los Canales o Recs, la Vuelta al Estany, y la de La Puda y Les Estunes.
Amanece con niebla... ¡normal!.
Los porches de la Plaça Major.
La Plaça de la Font.
Tramo de las antiguas murallas medievales.
Casa de les Orenetes, sede del C.E. de Banyoles
Sant Esteve de Banyoles.
Uno de los muchos lavaderos públicos.
Rec de Ca n'Hort i Can Teixidor.
La Font de les Ànimes.
Ya llegamos al Estany.
Tras recorrer el casco antiguo y los recs llegamos a la orilla del Estany. Empezamos a bordearlo en dirección norte y enseguida vemos que casi todo el mundo en Banyoles se desplaza en bicicleta, además hay caminos segregados para peatones y ciclistas... ¡menudo nivelazo!. En este primer tramo del recorrido están las casetas de baño particulares, aquí las llaman pesqueras, algunas son muy simples pero otras llaman la atención, como la Pesquera de Coromines con su aspecto morisco.
El camino pasa al lado del Parc Neolític de La Draga, la zona de baño pública de La Caseta de Fusta y el mirador de la Torre del Rem, que se construyó para los Juegos Olímpicos de 1.992 como torre de cronometraje y proporciona una bonita vista sobre el lago.
La niebla va levantando poco a poco.
El paseo peatonal y el carril-bici segregados.
La Pesquera de Coromines.
Poblado neolítico del Parc de La Draga.
Mirador de la Torre del Rem.
Proporciona un vista magnífica sobre el lago.
El camino continúa hasta el extremo norte del Estany, cada cierto rato hay desvíos señalizados hacia miradores como el del humedal de Les Amaradors. Los vamos haciendo casi todos para no perdernos ninguna de las vistas del Estany. Ya en la orilla oeste, el tramo del Bosc de Can Morgat es particularmente bonito. Es un bosque muy húmedo donde alternan robles y encinas con algunos pinos, algunos de los árboles tiene muchos años y un porte considerable.
Humedal de Les Amaradors.
Otro mirador sobre el Estany.
El Bosc de Can Morgat.
Y otra vista más sobre el Estany.
Algunos robles están casi en el agua.
Mirador de la Cuaranya, el punto más estrecho del lago.
Al final del Bosc de Can Morgat hay un tramo en que se coincide con la carretera de circunvalación, pero también está totalmente segregado del transito de vehículos... un buen bordillo de cemento asegura que los coches no invadan el camino de los peatones y ciclistas. Poco antes de llegar a Santa María de Porqueres se pasa por la Font del Rector, el agua de la misma viene cargada de hierro y tiene un gusto metálico muy particular.
Tramo compartido con la carretera de circunvalación.
Mas Artigues entre campos de cereal.
Llegando a la Font del Rector.
La Font del Rector.
De la iglesia de Santa María de Porqueres (S.XII) lo primero que llama la atención es la portada - avanzada casi un metro sobre la fachada - con cuatro arcos de medio punto. Los capiteles tienen una decoración casi simétrica con motivos vegetales y unos leones en su parte superior. El interior de la iglesia es muy simple, de una sola nave, y destaca el arco triunfal que separa el presbiterio de la nave principal. El arco se encuentra soportado por dos columnas coronadas por sendos capiteles con una decoración muy elaborada. El ábside debió derrumbarse en algún momento ya que se nota que está reconstruido.
Santa María de Porqueres.
Portada avanzada casi un metro sobre la fachada.
fachada muy simple pero esbelta.
Los herrajes de la puerta original.
Capitel con decoración puramente vegetal.
Otro con decoración vegetal y leones.
Detalle de los leones de los capiteles.
Interior con el arco triunfal que delimita el presbiterio.
Columna del arco triunfal.
Detalle de uno de los capiteles del arco triunfal.
La viga que sostenía el baldaquino.
Pila bautismal.
Una vez visitada Santa María de Porqueres, retomamos el camino. Pasamos el Estanyol del Vilar y llegamos a una avenida, ya totalmente urbanizada, que nos llevaría directamente de vuelta a Banyoles. Aquí nos desviamos a la derecha, cruzando la carretera, para ir a buscar el camino que lleva a Les Estunes. Este tramo están reacondicionándolo y falta parte de la señalización, por lo que damos algo de vuelta en algunos puntos (el track ya está corregido) buscando el camino correcto.
Una de las barcas turísticas del Estany.
El Estanyol del Vilar.
La Font del Ferro.
De camino a Les Estunes.
Les Estunas es una zona en la que las capas de travertino se han fracturado formando grietas en el suelo, algunas de una medida considerable. Todo el paraje está cubierto por un espeso bosque de robles y encinas con un sotobosque muy húmedo. Cuenta la leyenda que este lugar era la morada de unas hadas que se escondían en el laberinto formado por las grietas, tal y como se puede leer en uno de los plafones:
Temps era temps vivien a les Estunes uns éssers fantàstics etèrics i invisibles, personificats en forma de dones de bellesa i finor extraordinàries. Durant el dia s'amagaven, amb timidesa de la llum, per entre les ombres de les esquerdes i les baumes, gaudint dels cants dels ocells o dels jocs i entreteniments que s'enginyaven en el seu palau de pedra. Cap mortal les podia sorprendre. Però en la foscor de la nit es podia entreveure la llum resplendent dels vestits delicats amb que guarnien la gentil bellesa del seu cos quan sortien a esbargir-se a la claror de la llum de lla lluna i de les estrelles. Després d'haver assenyalat el gall de mitjanit, i només aleshores, es manifestaven als vivents, ja ballant i emmirallant-se sobre les plàcides aigües de l'estany, ja entonant bells càntics als esperits dels boscos.
En els palaus de pedra les goges hi feien grans festes i convits, que eren coneguts per la gent de les contrades per l'enlluernadora claror i per la cridòria i els xisclets que sortien d'esquerdes i baumes.
Elles no tenien cap tracte amb la gent que vivia a prop de les Estunes i s'hi mostraven indiferents: de dies els defugien amagades als llocs més solitaris del bosc, gaudint de la intimitat dels seus palaus, i d'això se n'asseguraven teixint, amb un fil imperceptible, una finissima xarxa que impedia el pas a curiosos i atrevits. Només hi entrarien aquells que desitgessin no retornar mai més al món dels mortals i quedar-se per sempre entre la fantasia màgica dels palaus rocosos de les goges de les Estunes.
Cierta o no, es una bonita leyenda y Les Estunes bien merecen el desvío para perderse en su laberinto de grietas y la frondosidad del bosque.
En las grietas de Les Estunes.
Algunas son bastantes grandes.
Increíbles juegos de colores, luces y sombras.
La vegetación es frondosa, fresca y húmeda.
De vuelta a Banyoles nos encontramos que el camino que va del Estanyol de Montalt al de La Cendra y la Font Pudosa, está cortado. No nos queda más remedio que dar media vuelta y hacer esos poco más de 500 metros por la carretera hasta llegar a la Font Pudosa. Evidentemente el nombre le viene del fuerte olor de las aguas sulfurosas, al lado se encuentra el edificio totalmente abandonado del Balneari de la Puda.
La Font Pudosa.
El agua es realmente muy sulfurosa.
El antiguo Balneari de la Puda.
Passeig de la Font Pudosa.
El sombreado Passeig de la Font Pudosa nos deja ya en el punto donde hemos iniciado la excursión. Al final, con todos los desvíos que hemos ido haciendo, ha resultado una buena caminata, algo larga pero sin apenas desniveles.
Distancia: 12,5 Km.
Desnivel acum.: +14 mts. -14 mts.