viernes, 9 de agosto de 2019

Châteauneuf-du-Pape

En nuestro último día de vacaciones, decidimos aprovechar la mañana para visitar Châteauneuf-du-Pape antes de emprender el viaje de vuelta a casa. No es un pueblo muy grande, y tampoco tiene grandes monumentos, pero ya que estamos aquí no podemos dejar de visitarlo.
Los restos del castillo desde la calle principal del pueblo.
La Grande Fontaine en la Place du Portail.
La calle Joseph Ducos con la iglesia al fondo.
Uno de los muchos pasajes del casco antiguo.
La Maison Commune et Consulaire.
La Rue de l'Eglise o "Rompe Cul".
El castillo es sin duda alguna el gran monumento de este pueblo. Fue el papa Juan XXII quien decidió edificar este castillo, como residencia papal y puesto de defensa. Se concluyó el año 1333 y fue restaurado en el 1910. Durante la II Guerra Mundial fue ocupado por las tropas alemanas, que lo usaron como depósito de armas y puesto de vigilancia. El 20 de agosto de 1944, lo hicieron volar por los aires antes de retirarse, solo se salvó la bodega y uno de los muros del gran torreón. La visita no lleva mucho tiempo, apenas media hora, entre subir y bajar al castillo.
La subida al castillo.
La bodega del castillo.
Los restos del gran torreón.
Uno de los muros del recinto que se mantiene en pie.
Las ruinas de una de las salas con su chimenea.
Visión privilegiada sobre el pueblo y el valle del Ródano.
De bajada del castillo vamos callejeando, hasta llegar a una de las puertas del antiguo recinto amurallado medieval. Todas las calles se ven muy limpias y todo muy arreglado, intentado mantener el estilo de construcción tradicional.
Callejas de alrededor del castillo.
Todo muy bien arregladito.
La parte interior de La Porte Rouge.
La parte exterior de la misma.
Si por algo es famoso este pueblecito, es por los vinos. A principios del siglo XX, Châteauneuf-du-Pape estaba dominada por el fraude en el vino; varias normas para la producción de Châteauneuf-du-Pape, elaboradas y promulgadas en 1923, fueron las primeras reglas de Appellation d'Origine Contrôlée en Francia, y proporcionaron el prototipo para las posteriores normas AOC. Las variedades tintas principales son la Garnacha Tinta, la Syrah y el Cinsault, para los blancos la variedad principal es la Garnacha Blanca.
En vez de ir a visitar una bodega o dos, preferimos pasar por alguna de las muchas tiendas de vinos que hay, de esta manera se pueden catar diferentes bodegas de una sola vez. Nosotros nos decidimos por Vinadea, muy cerca de la Office de Tourisme, la cata de seis vinos (tres blancos y tres tintos) es gratuita si compras alguna botella.
Los tres vinos blancos.
Y los tres tintos.
La atención es muy profesional, en cuanto el dueño se da cuenta de que entendemos de vinos cambia el nivel y nos da a catar cosas realmente buenas. En general me recuerdan bastante a los vinos de Terra Alta o Montsant. Salimos de la tienda con una botella de blanco y dos de tinto, que guardaremos para alguna ocasión especial. Con esto damos por terminadas nuestras vacaciones de este año, han sido cuatro días muy bien aprovechados y por delante tenemos casi cuatro horas de coche hasta llegar a casa.

jueves, 8 de agosto de 2019

Sault, capital de la lavanda

Tras los dos días agotadores de Avignon y Orange, hoy nos planteamos un turismo más relajante. Iremos al pueblo de Sault, a los pies del Mont-Ventoux, y calificado como la "capital de la lavanda". Este es uno de esos pueblos que actualmente se conocen como pueblos con encanto. Totalmente volcado en el turismo y el cultivo de la lavanda, cada año - sobre el 15 de agosto - celebran la Fête de la Lavande. El otro gran atractivo de este pueblecito es la subida en bicicleta al Mont-Ventoux, una de las etapas más famosas del Tour de France, resulta increíble la cantidad de ciclistas que se ven por las calles.
El Mont-Ventoux
El pueblo de Sault desde la bajada del Coll de les Abeilles.
La lavanda, protagonista absoluta.
En todas sus formas.
Como tantos otros pueblos de origen medieval, este era una villa amurallada. Aún persisten algunas  de las torres reacondicionadas como viviendas, y la antigua plaza de armas ahora se llama Place du Château. En la Place de l'Eglise se encuentra la primera fuente pública que tuvo el pueblo, construida el 1869, la iglesia la encontramos cerrada por obras de "mantenimiento". Curiosamente la mayor parte de gente se concentra en las dos plazas principales, la Place del Château y la Place du Marchè, pero el resto de callejas están prácticamente vacías de turistas. Resulta muy agradable perderse por estas callejas, algunas aún empedradas.
Una de las torres del antiguo recinto amurallado.
Pasaje en la Place du Château.
La fuente pública de la Place de l'Eglise.
Rue des Esquiche-Mouches.
La Rue Porte Royale, una de las antiguas puertas del pueblo.
Una de las callejas sobre la antigua muralla.
La Tour Nord-ouest desde la Porte de St. Anne.
La Rue Rompe Cul.
Como no podía ser de otra manera, a la tarde nos acercamos a visitar la destilería Arôma Plantes muy cerca de Sault. Con lo caluroso que ha sido este año no pensábamos que encontraríamos campos de lavanda aún en flor, pero aun aguantan algunos alrededor de la destilería, supongo que para los turistas. Aquí visitamos "por libre" las instalaciones de la destilería, ya que tienen unos carteles donde te explican el proceso de destilación. También hay una sala donde tienen una exposición donde nos enteramos que hay dos variedades de lavanda, la auténtica y la lavandine.
La destilería Arôma Plantes.
Cargando uno de los destiladores.
Cartel explicativo del proceso de destilación.
El destilador de aromas.
La lavanda.
La lavandine.
Disfrutando del aroma que lo inunda todo.
Los campos de lavanda son muy fotogénicos.
No te cansas de fotografiarlos.
Un campo ya cosechado.
Voy buscando las mejores vistas.
El pueblo de Sault desde los campos de lavanda.
Tras la visita a la la destilería nos volvemos al camping donde nos espera la consabida cervezita fría y la piscina. La jornada ha resultado muy relajante, sobre todo en comparación con los dos días anteriores.

miércoles, 7 de agosto de 2019

Orange y Glanum, la Provence más romana

El plan para hoy es visitar Orange, sobre todo su famoso teatro romano, pero empezamos con un breve visita a la catedral de Notre-Dame-de-Nazareth. Aunque la iglesia original es del S.VI, apenas se puede apreciar y casi todo lo que se ve es de los S.XII y S.XIII, con muchas modificaciones posteriores. Su historia es realmente agitada, en el S.XVI fue saqueada por los hugonotes y pasó a ser templo protestante, luego retornó al rito romano, y durante la revolución francesa fue un templo dedicado a la Diosa Razón.
Puerta sur con un estilo de transición.
La nave principal.
Puerta oeste del S.XIX.
El ábside con el campanario sobre el crucero.
Tras la visita a la catedral nos encaminamos al teatro romano de Orange. Este es uno de los teatros romanos mejor conservados del mundo, siendo de los pocos que aún conserva entero todo el muro de la escena. Solo dos más, en Siria y Túnez, también lo mantienen. Fue construido en el S.I, bajo el mandato de Cesar Augusto, primer emperador de Roma, y su capacidad era de unos 10.000 espectadores. Fue clausurado definitivamente el año 391 por orden de la iglesia, que se oponía a los denominados espectáculos paganos. Justo al lado del teatro se encuentran los restos del templo que encabezaba el foro, el muro del cual hemos pasado anteriormente. Ambos se construyeron excavando la pendiente de la colina.
El muro del foro.
Reconstrucción del conjunto del teatro y el foro.
Fachada exterior del teatro o postcaenium.
Se conservan los anclajes de los postes del "velum".
Restos del templo que encabezaba el foro.
El teatro visto desde la cabecera del foro.
La visita se realiza con una audio-guía que va explicando la historia del teatro, sus características, y algunas curiosidades. Por ejemplo, la gran estatua del emperador que preside el centro del escenario tiene la cabeza de quita y pon, cuando moría un emperador se cambiaba la cabeza por la del nuevo y listo (los romanos siempre fueron eminentemente prácticos). La fachada del escenario (proscaenium) estaba estructurada en tres niveles, con abundante decoración de columnatas y frisos esculpidos en mármol. Algunos restos de las columnas han sido repuestos en su ubicación original.
El proscaenium.
La gran estatua imperial.
Vista de conjunto del proscaenium con algunos restos de la decoración original.
Galería de acceso a la "media cavea", la grada intermedia.
Con huecos para los chiringitos.
Otra visión del conjunto desde lo alto de las gradas.
Justo enfrente de la entrada al teatro, se encuentra el Musée d'Art et d'Histoire d'Orange. No es un museo muy grande, pero la visita vale la pena. En la planta baja se encuentran las dos salas dedicadas a Roma. Algunas de las piezas corresponden a los restos de decoración del teatro que se han ido encontrando.
El Musée d'Art et d'Histoire d'Orange.
Friso de los centauros (S.II).
Restos de la decoración del proscaenium del teatro.
Mosaico con motivos geométricos "aux amphorettes".
Esfinge de la necrópolis de Fourches-Vieilles (S.I A.C.)
Otra esfinge de la necrópolis de Fourches-Vieilles (S.I A.C.).
Acrótera de la necrópolis de Fourches-Vieilles (S.I. A.C.).
Diferentes capiteles.
Una amazona, del friso del proscaenium del teatro.
Procesión de victoria del friso del proscaenium del teatro.
Las salas de los pisos superiores están ocupadas por varias colecciones de arte, principalmente de los siglos XVIII y XIX. De vuelta a la planta baja, visitamos las salas dedicadas a los espectáculos, principalmente ópera, que se han representado en el teatro romano. En resumen... un museo pequeño, pero bien interesante.
La sala Gasparin.
La sala Frank Brangwyn.
La sala Wetter, con los murales de Gabriel Maria Rosetti (1764).
Cuadro de la fachada del teatro.
Grabado del arco de triunfo.
Las salas dedicadas a los espectáculos y la ópera.
Postal antigua del teatro durante una representación.
El otro gran monumento romano de Orange es su espectacular arco de triunfo. Fue construido sobre la Vía Agrippa por Cesar Augusto, para honrar a los veteranos de las guerras de las Galias y la Legio II Augusta. Posteriormente fue reconstruido por su sucesor, el emperador Tiberio, para celebrar las victorias de Germánico sobre las tribus germánicas en Renania.
Los bajorrelieves que lo adornan por todos los lados son increíbles, con escenas alegóricas de batallas navales y terrestres, así como escenas con montones de armamento galo y germánico que simbolizan la sumisión de esas tribus al poder de Roma.
La fachada sur.
Fachada norte.
Interior del arco principal.
Alegoría de una batalla naval.
Armamento galo y germánico simbolizando la victoria.
Relieve en la parte superior, una batalla terrestre.
Más armamento en uno de los arcos laterales.
Escenas de galos sometidos por el poder de Roma.
A unos 40 kilómetros al sur de Orange está el pueblo de Saint-Remy-en-Provence, adonde vamos para visitar las ruinas de Glanum. Este lugar lo encontré cuando buscaba información en internet acerca de los restos romanos de Orange. Aún no se como, pero en el buscador me apareció una foto de las columnas de uno de los templos gemelos y fue una decisión inmediata.. ¡tenemos que ir sí o sí!.
Antes de entrar al recinto arqueológico ya nos quedamos embobados con Les Antiques, un arco de triunfo y un mausoleo, que era todo lo que se apreciaba a simple vista antes de que se iniciaran las excavaciones en 1921. Tanto el estilo como la decoración del arco son muy similares al de Orange, aunque más pequeño. Los relieves del mausoleo bien valen perder un rato mirándolos, ya que son absolutamente espectaculares, y con un estado de conservación excelente.
Les Antiques.
El arco de triunfo.
El mausoleo.
Detalle de la parte superior.
Escena de la Guerra de las Galias.
Absolutamente espectaculares.
Cuando llegamos a las taquillas del recinto arqueológico nos informan que ¡¡cierran a las seis!!... Como forma parte de los Monuments Nationaux, tiene horario de funcionario de París... y al turismo que le zurzan, por decirlo finamente. En cualquier caso, decidimos hacer la visita en apenas la hora que queda para el cierre. Es una lástima ya que estas ruinas merecen una visita mucho más detallada, quizás dos o tres horas, pero es lo que hay.
El asentamiento de Glanum tiene su origen en los S.VII-VI A.C., cuando la tribu de los saluvios se establecieron alrededor de una fuente considerada sagrada, y que dedicaron al dios celta Glan. Posteriormente los romanos la asimilaron a Valetudo, diosa romana de la salud, y monumentalizaron la fuente original. La ciudad no resistió las invasiones germanas del año 260, y sus habitantes se desplazaron a la cercana población de Saint-Remy.
Vista general del recinto arqueológico.
En la calle principal.
El patio porticado del mercado.
Losas sobre los desagües de la calle.
Las termas.
El edificio de la Curia.
Uno de los dos templos geminados.
La entrada norte original, con el templo de Valetudo.
La muralla galo-romana.
El templo de Valetudo y la fuente sagrada.
La fuente sagrada.
El santuario dedicado a Hércules.
Al final del recorrido vale la pena volver por un camino que sube hasta unos miradores, y nos proporciona una vista general de todo el recinto arqueológico.
Vista del recinto arqueológico desde uno de los miradores.
Restos pendientes de clasificar o colocar.
Maqueta de la parte norte de la ciudad.
A pesar del calor, hemos logrado realizar la visita en apenas una hora. Cuando volvemos al centro de recepción, los empleados están avisando a la gente para poder cerrar. Apenas nos da tiempo de ir al baño antes de que, literalmente, nos echen.