miércoles, 31 de marzo de 2021

Olius... Íbero, románico y modernista

Desde Solsona nos acercamos al pequeño pueblo de Olius, a apenas un cuarto de hora en coche. En el Museu Diocesà de Solsona nos han asegurado que la iglesia de Sant Esteve d'Olius está abierta a las visitas, y nos han recomendado no perder la oportunidad de visitarla.
La iglesia fue consagrada el año 1079 y se habría construido sobre una capilla prerrománica anterior, ya documentada en el S.X. Es de estilo románico lombardo con una decoración exterior muy simple, en base a arquillos ciegos y lesenas. El ábside sigue la misma tónica decorativa, y en su parte inferior se pueden ver las tres pequeñas ventanas que iluminan la cripta. La puerta original es la situada en los pies de la iglesia, mientras que el portal de grandes dovelas de la fachada sur -por el que se accede actualmente- es posterior, posiblemente de los S.XVI-XVII. Por lo que he averiguado un terremoto en el S.XVII provocó un desprendimiento que dejó la puerta y la fachada sur a dos metros del suelo, por lo que se construyó el talud para asegurar la iglesia y la nueva puerta.
Sant Esteve d'Olius.
La cabecera con el ábside y el campanario.
La antigua puerta de acceso.
El ábside con las pequeñas ventanas de la cripta.
El interior es una sola nave cubierta por bóveda de cañón con arcos fajones, las columnas adosadas de la nave son cuadradas, mientras las de la zona del altar son redondas. La única iluminación natural que tiene son las tres ventanas del ábside, y otra pequeña ventana encima de la puerta original. El altar se sitúa a un nivel superior del resto de la nave y bajo él se encuentra la cripta. El altar superior se consagró a Sant Esteve, mientras el altar de la cripta lo fue al Santo Sepulcro. Los únicos elementos decorativos se encuentran en los capiteles de las columnas del tramo del altar y en la ventana central del ábside.
La nave única con arcos fajones.
El altar con la cripta debajo.
El ábside semiesférico.
Vista hacia los pies de la iglesia desde el ábside.
Ventana central del ábside.
Uno de los capiteles de los arcos del altar.
Pero sin duda alguna, lo que más fama le ha dado a esta iglesia es la cripta. Actualmente se accede a ella por una escalera central, construida el S.XVI y bordeada por una magnífica barandilla de hierro forjado. La cripta consta de tres naves separadas por hileras de tres columnas, que soportan la cubierta mediante bóvedas de arista. Las columnas son todas diferentes y seguramente reaprovechadas. A los lados de la escalera de acceso se pueden ver lo que eran los dos accesos originales a la cripta. En conjunto resulta un espacio sobrecogedor.
La cripta del Sant Sepulcre.
Vista general de la cripta... ¡Sobrecogedora!
Lateral y uno de los antiguos accesos originales.
Bóveda de arista.
Detalle de una de las columnas.
Uno de los dos antiguos accesos.
Justo al lado de la iglesia se encuentra el yacimiento íbero, datado del S.III a.C. Se trata de un poblado, bastante modesto, protegido por una muralla. Se pueden ver los restos de la muralla y de las casas, en algunas se aprecia perfectamente el umbral de las puertas. Por la gran cantidad de silos encontrados, se supone que este era un centro de almacenamiento de excedentes agrícolas, para su posterior envío a las poblaciones de la costa. En las excavaciones también se han encontrado algunos silos de la época medieval.
Plano del poblado íbero.
Restos de la muralla íbera.
Las casas adosadas a la muralla.
Umbral de una de las puertas.
Silos íberos y medievales.
Interior de un silo medieval.
Completando la visita vamos a ver el cementerio modernista, también ahí mismo. A finales del S.XIX el viejo cementerio se había quedado pequeño y muy deteriorado, por lo que el obispo de Solsona (Francesc d'Assís Vidal i Barraquer) encargó el proyecto del nuevo cementerio al arquitecto diocesano Bernardi Martorell. Este era discípulo de Gaudí y planteó un recinto en clave modernista, las obras se iniciaron el 1915 y concluyeron al año siguiente. Inicialmente a los vecinos no les gustó en absoluto el nuevo cementerio, pero con el paso del tiempo lo fueron apreciando cada vez más, y en la actualidad están orgullosos del mismo.
Se trata de un cementerio integrado en el entorno y cargado de simbolismo. La entrada es un arco parabólico entre dos grandes piedras que da acceso al recinto. Este es de forma irregular, todo está construido con la misma piedra del lugar, y va resiguiendo los grandes bloques en los que se excavaron los nichos y tumbas. Estos grandes bloques caídos simbolizan la muerte, mientras las encinas, siempre verdes, simbolizan la vida eterna.
Puerta de acceso al cementerio.
El interior entre rocas.
La pequeña capilla.
Detalle de la cruz de la capilla.
Interior de la capilla.
Un nicho familiar.
Nichos excavados en la roca.
Todo tipo de sepulturas.
Olius es realmente un lugar que es imprescindible visitar, y en el que -como nos dijeron en el Museu Diocesà- hay más de 2.000 años de historia en unos pocos centenares de metros cuadrados.

Solsona

Tras nuestra visita a la catedral de la Seu d'Urgell, decidimos cambiar de comarca y acercarnos a ver Solsona, su catedral, el Museo Episcopal y su casco antiguo.
De la catedral románica original del S.XII, subsisten en el exterior los tres ábsides de la cabecera (actualmente alojan la sacristía), el campanario, y algunos elementos en la fachada norte. El resto ya corresponde a la construcción del S.XIV en estilo gótico. La portada románica de la fachada norte fue destruida para construir la actual en el S.XVIII, en un lateral aun se pueden ver los restos de la misma. En esa misma fachada también se conservan unas ventanas con arcos ligeramente apuntados, y una cornisa con canecillos.
Cabecera y campanario románicos de la catedral.
Detalle del ábside central.
Portal de Sant Agustí.
Restos de la portada románica.
Detalle de las ménsulas en la fachada norte.
Restos de la muralla medieval.
Interiormente es de una sola nave gótica de cinco tramos, cubiertos con bóvedas de crucería. En el S.XVII se añadieron dos capillas laterales entre el presbiterio y la nave, formando un transepto. La del lado del evangelio dedicada a la Mercè, y la del lado de la epístola a la Mare de Dèu del Claustre. Es una imagen románica del S.XII, obra del escultor tolosano Gilabert, y patrona de la ciudad. 
Vista de la nave principal.
Retablo barroco de la Mercè.
Retablo barroco de Sant Martí de Tous.
Mare de Dèu del Claustre (S.XII).
Debajo del órgano barroco hay un portón que acceso a la antigua capilla de la Mare de Dèu del Claustre. Esta capilla, oscura y sin señalizar, ocupa el espacio de la antigua sala capitular y da acceso al claustro. Del claustro románico tan solo quedan dos portales y restos de una ventana geminada.
Antigua Capella del Claustre.
Portada de acceso a la sala capitular.
Restos de una ventana geminada.
La otra portada románica conservada.
Si ayer en la Seu d'Urgell visitamos el último Museu Diocesà instituido, el de Solsona fue el primero que se fundó en Catalunya. Ocupa parte del Palau Episcopal, un edificio de estilo neoclásico construido entre 1776 y 1792 por el arquitecto Francesc Pons. El recorrido por el museo está ordenado cronológicamente y las salas que se han ido renovando están muy bien acondicionadas. Como es lógico se empieza el recorrido por la zona dedicada a la prehistoria.
Fachada del Palau Episcopal.
Sala dedicada a la prehistoria.
Cráneos trepanados.
Restos de cerámica cocida.
Vaso campaniforme del Calcolítico, Balma de Solanells.
Moldes de fundición de hachas.
En la misma sala dedicada a la prehistoria se expone una colección, bastante curiosa, de esculturas en sal de roca, realizadas por diferentes artistas. Lluis Vermell i Busquets realizó el busto de Isabel II, Mn. Riba y sus colaboradores el resto de obras.
Busto de Isabel II y diferentes objetos.
Mesa toda tallada en sal.
Una catedral imaginaria.
Y otra diferente.
La zona dedicada al mundo romano no es gran cosa, pero al entrar en el románico... ¡sencillamente espectacular! Desde una de las salas se puede ver el campanario de la catedral, incluso un ventanal permite admirar de cerca una de las ventanas del mismo. Hay multitud de piezas que provienen de la primitiva catedral románica, capiteles, columnas... todo de los S.XII -XIII.
Campanario de la catedral.
Uno de las ventanas del campanario.
Capiteles del claustro de la catedral.
Friso con una escena de caza, Cal Manel (S.XII).
Puerta románica de la catedral de Solsona.
Capitel de Sant Pere de Madrona (S.XII).
Columna del claustro románico de la catedral.
Puerta con herrajes. Sant Climents (S.XII-XIII).
Pila de agua. Ardevol (S.XII).
Varias Mares de Dèu románicas.
Mare de Dèu Blanca. Solsona (S.XII).
Mares de Dèu (S.XII-XIII).
De la parte de pintura románica destacan los laterales de altar de Sagàs, el ábside de Sant Vicenç de Rus, y sobre todo parte de las pinturas originales de Sant Quirze de Pedret. Solo se encuentran expuestas las dos principales: el Orante y el Caballero. El resto de pinturas no están expuestas ya que la sala dedicada a Sant Quirze de Pedret está en obras.
Tablas laterales del altar de Sagàs (S.XII).
Adan y Eva.
La crucifixión.
Pinturas murales de Sant Vicenç de Rus, S.XII.
El Orante de Sant Quirze de Pedret.
El Caballero de Pedret.
En la planta superior la sala dedicada al gótico es la última que se ha renovado, y lo primero que te encuentras son las pinturas murales del monumento funerario de Sant Pau de Casserres, de un estilo a caballo entre el románico y el gótico. El resto de la colección tampoco desmerece, varios sepulcros de nobles de la época, imágenes policromadas, retablos sobre madera....
Sala del gótico.
Mural de Sant Pau de Casserres (S.XIII).
Sepulcro de Hug de Copons, St. Julià de Llor (S.XIV).
Sepulcro de Bernat de Brull, St. Pere de Vallferosa (S.XIV).
Cruz procesional.
Mare de Dèu gótica.
De la pintura gótica sobre madera yo destacaría los retablos de Sant Jaume (Sant Jaume de Frontanyà), el retablo de Sant Pere (Santa Marìa d'Ardevol), y el retablo de la Santa Cena (Santa Constança de Linyà).
Retablo de Sant Jaume de Frontanyà (S.XIV).
Detalle de una de las escenas.
Retablo de Sant Pere, Sta. María d'Ardebol (S.XV-XVI).
Retablo de la Santa Cena. Sta. Constaça de Linyà (S.XV).
La parte dedicada al renacimiento, barroco y posterior, ocupa tres grandes habitaciones que aun no han sido renovadas. Sinceramente es la parte más floja de todo el museo.
Salas del barroco.
Bustos-relicarios de Santa Úrsula y Sant Sebastià.
Cruz procesional, La Guàrdia de Sagàs.
Colección de abanicos.
La última sala del museo.
Piedad en alabastro, Anglesola.
Tras la visita al museo, y siguiendo la recomendación de las encargadas del mismo, decidimos acercarnos a visitar la iglesia de Sant Esteve d'Olius, a pocos kilómetros de Solsona. De vuelta otra vez a Solsona, nos damos un paseo por el centro histórico, antes de volver a casa. En este paseo pasamos por las tres fuentes góticas que abastecían la ciudad, varios de los portales de acceso, calles y pasajes medievales...
Portal del Pont (S.XVIII).
Font de l'Esglèsia (S.XV).
El Palau Llobera.
La Plaça Major.
Font Major o de Sant Joan (S.XV).
Pasaje hacia la Plaça del Ruc.
La Torre de les Hores, fechada con anterioridad al 1500, tenía una campana para tocar a fuego o para movilizar al pueblo en caso de ataque, y otra campana que aún hoy en día marca las horas. Dice la leyenda que hace muchos años en la Torre de les Hores crecían hierbas y, para limpiarlas enviaron un burro a comérselas. Como el burro no pasaba por la puerta, decidieron izarlo con una cuerda... atada la cuello. Mientras el pobre burro agonizaba, no pudo aguantar más la vejiga y la vació sobre todos los presentes. De aquí proviene el sobrenombre de mata-rucs con el que se conoce a los solsonins, así como uno de los actos más populares del Carnaval de Solsona: La Penjada del Ruc.
La Torre de les Hores.
El Ayuntamiento (S.XVI).
Portal del Castell.
Font del Castell (S.XV).
Portal de Llobera.
Carrer de Llobera.
Un detalle que no hay que perderse en la visita a Solsona son los llamados Sentinells de fusta. Se trata de caras talladas en los finales de viga de bastantes casas señoriales y que, de alguna forma, reflejaban la importancia de las familias. Los más antiguos datan del S.XV, aunque la mayor parte son de época barroca. Nosotros hemos localizado una docena en nuestro paseo por el centro histórico, aunque seguro que hay bastantes más..