viernes, 11 de octubre de 2024

Camí Aeri de l'Àrtic

Volvemos a Vallcebre para realizar el recorrido del Camí Aeri de l'Àrtic, que nos quedó pendiente cuando vinimos a las vías ferratas de la Canalassa y Roques d'Empalomar. Al igual que la otra vez, subimos a dormir con la furgoneta al aparcamiento del Pla de la Barraca, un sitio muy tranquilo y punto de salida de las vías ferratas.
El Camí Aeri de l'Àrtic forma parte de las instalaciones gestionadas por Espai Actiu Vallcebre y es un recorrido equipado de acceso libre que, como todas las instalaciones de este espacio, está perfectamente señalizado, tanto el acceso como el recorrido en sí mismo. En la reseña ya indica que es un recorrido fácil, sin embargo nosotros vamos sobre-equipados: casco, arnés, disipador... tantos años en la montaña hacen bueno el dicho: el material de seguridad es como los condones, mejor llevarlos y no necesitarlos que necesitarlos y no llevarlos.
El recorrido es muy entretenido, con tramos de puro caminar, otros de grimpada fácil, pasos equipados con grapas, cadenas o barandillas. En la misma cresta encontramos algunos rovellons, no muchos pero los justos para la cena. El camino de vuelta desde el Coll de Fumanya por la Obaga del Taió, nos permite disfrutar de todo el esplendor del otoño, setas por todos lados y los colores del bosque nos amenizan el camino.
Aparcamiento del Pla de la Barraca.
Inicio del recorrido de hoy, perfectamente señalizado.
El Coll de la Canalassa.
Bonita aguja bajando del Coll de La Canalassa.
El sendero no tiene pérdida.
Bordeando las Roques d'Empalomar.
Inicio del Camí Aeri de l'Àrtic.
Primer paso con cadenas y grapas.
Saliendo del primer paso.
Final de la ferrata Roques d'Empalomar.
Vista de todo la cresta.
Tramo de solo caminar.
Tramo con barandilla.
El pueblo de Vallcebre.
En el pequeño collado de El Grauet.
Tramo con grapas en El Grauet.
Agulla de La Garriga y Roques d'Empalomar.
Descansito y selfie.
Otro tramo algo más aéreo.
Lo que nos queda por recorrer.
Seguimos por la cresta.
Huellas de dinosaurios del Coll de Fumanya.
Otro tramo de grapas.
Divertido paso de chimenea con grapas.
Camino bajo los Cingles de Conangle.
Paso equipado para retomar la cresta.
Final del Camí Aeri de l'Àrtic.
Iniciando la bajada al Coll de Fumanya.
Cerca del Coll de Fumanya.
Por la Obaga del Taió.
Vista hacia el Camí Aeri de l'Àrtic.
Boix Grèvol.
Colores otoñales.
Setas por todas partes, ahí se quedan ya que no las conocemos.
Estas otras resultan muy fotogénicas.
Rovellons del Camí Aeri de l'Àrtic para cenar.
Distancia: 5,3 Km.
Tiempo: 4 hrs. 41 min.
Desnivel acum.: +280 mts. -280 mts.

jueves, 10 de octubre de 2024

Monasterio de Santa Maria de Lillet

La Pobla de Lillet es uno de esos pueblos del Berguedà que durante el otoño, se llenan de gente que sube desde Barcelona a buscar setas, en cambio entre semana es un pueblo la mar de tranquilo y con una buena área de autocaravanas, no muy grande por lo que en fin de semana mejor olvidarse de intentar aparcar. Llegamos sobre las seis de la tarde y aprovechamos para visitarlo muy por encima. Habrá que volver para visitar el patrimonio modernista obra de Antoni Gaudí bajo los auspicios de Eusebi Güell. El Xalet del Catllaràs ya lo hemos visitado anteriormente, nos quedarían los Jardins Artigas, el Tren del Ciment y la cercana Mina de Petroli.
El Llobregat a su paso por la Pobla de Lillet.
Cruzando por el Pont Vell.
El Pont Vell (S.XIV).
Fuente-monumento a Eusebi Güell.
Castell de La Pobla de Lillet (S.XVIII).
Campanario de la iglesia de Santa Maria de Lillet.
Para visitar el monasterio de Santa Maria de Lillet hay que dirigirse a la Oficina de Turisme en la estación del Tren del Ciment, donde te entregan las llaves previo pago de 3€ y dejando el documento de identidad. El año 883 hay constancia de la consagración de la primitiva iglesia dedicada a Santa Maria, Sant Pere y Sant Joan del desaparecido Castell de Lillet. Sobre el año 1086 ya se había instalado una comunidad canonical agustiniana, que se mantuvo hasta que fue disuelta  el 1592, aunque la iglesia se mantuvo en uso y consagrada hasta el S.XIX. Durante la Guerra Civil resultó incendiada y definitivamente abandonada.
A los pies de la iglesia se abre la entrada principal de estilo neoclásico muy sencilla (S.XVIII), sobre esta se puede ver un òculo, seguramente original de la construcción románica. En el brazo del transepto norte hay otra portada, esta de estilo gótico (S.XIV) en la que se insertaron unos toscos capiteles románicos representando figuras humanas de medio cuerpo y totalmente hieráticas, sobre esta portada se puede ver una pequeña aspillera con falso arco de medio punto. A la zona del claustro y sus dependencias se accede por una puerta situada al sur de las mismas, para facilitar la visita se han instalado unas pasarelas metálicas que permiten verlas desde arriba, también proporcionan un buen mirador sobre la Pobla de Lillet, con el Pedraforca y la Serra del Cadí como telón de fondo. El claustro es muy sencillo y de pequeñas dimensiones, en algunos de los muros se puede apreciar tramos de opus spicatum que corresponden a la edificación más antigua.
La planta de la iglesia es la original románica con forma de cruz latina con un transepto sobre el que se abrían tres ábsides de los que sólo han sobrevivido el central y el del transepto sur, el más antiguo. En los gruesos muros de la nave se abrieron pequeñas capillas con arcos de medio punto, los arcos torales de la nave están soportados por semicolumnas cilíndricas adosadas al muro y rematadas por capiteles clasicistas (S.XVII-XVIII) de estilo corintio. En el transepto norte se puede ver un Cristo obra de Josep Figueres de Gironella (1950), que representa la curiosa leyenda del Sant Crist de la Coça:
Sucedió hace muchos años que en Gisclareny encontraron muerta una doncella del pueblo en el pajar de una de las casas. Por mucho que se investigó el suceso, nunca nadie llegó a saber quién había sido el autor de aquel crimen. Al año siguiente, el Viernes Santo, justo después del oficio religioso, tal y como era costumbre, todos los fieles que se habían congregado pasaron a besar los pies del Santo Cristo que presidía el altar en aquel día. Al acercarse el heredero de una de las casas más ricas del pueblo, justo en el momento de intentar besar los pies de Cristo, todos los presentes contemplaron asombrados como el pie derecho de la imagen se desclavaba y le pegaba una fuerte patada en medio de la cara. Tan duro fue el golpe que el joven cayó de espaldas al suelo como si fuera un saco de patatas. No hizo falta mucho más para que los vecinos entendieran que el joven era el culpable del crimen y lo condenaran por el mismo.
Portada neoclásica de la fachada oeste.
Portada gótica del transepto norte.
Capiteles románicos reaprovechados en la portada gótica.
Los dos ábsides de la cabecera.
El pequeño y sencillo claustro (S.XV).
Opus spicatum (S.X-XI) en uno de los muros del claustro.
Interior del claustro.
Hornacinas en una de las dependencias.
Restos de la chimenea del horno de pan.
Vista del claustro desde la pasarela metálica.
Buenas vistas sobre la Pobla de Lillet.
Nave única de la iglesia desde el coro.
El transepto norte.
Interior del ábside sur, el más antiguo.
Capiteles de estilo corintio.
Estela sepulcral.
Otra estela, esta discoidal.
El Sant Crist de la coça.
A unos 150 metros del monasterio, en medio de un prado idílico y muy buenas vistas, se encuentra la pequeña iglesia de Sant Miquel de Lillet. La primera noticia de esta pequeña iglesia data del año 1166 como iglesia secundaria del monasterio. La estructura es de planta circular con un pequeño ábside, orientado al este, donde se situaría el altar. Como única decoración un friso de pequeños bloques cuadrados alternados con huecos recorre todo el exterior, también se puede apreciar una tosca cruz de piedra sobre la entrada principal.
Sant Miquel de Lillet (S.XII), en un entorno idílico.
Portada y ábside.
Detalle del ábside, sin decoración alguna.
Interior del ábside.
La cúpula interior con una cruz en el centro.
Contraluz a la entrada de la iglesia.
Detalle de forja de la puerta de entrada.
Cruz de piedra sobre la entrada.