lunes, 23 de noviembre de 2020

El Sindicat Agrícola de Moja

Este fin de semana nos quedamos en casa y aprovechamos para visitar la bodega cooperativa del pueblo, conocida por los vecinos simplemente como "El Sindicat". Fue en enero de 1921 cuando se fundó el Sindicat Agrícola de Moja, impulsado por el maestro del pueblo, Alejo Bertran, la Unión de Vinyaters de Cataluña, los técnicos de la Estación Enológica de Vilafranca del Penedès, y por José Maestro Comas. En febrero del mismo año se instituyó la sección de viticultura, se decidió comprar unos terrenos para hacer la bodega y se encargó la redacción del proyecto de la bodega. Así pues, el próximo año 2021 se cumplirá el primer centenario de su fundación.
El proyecto de la bodega se encargó al arquitecto Cesar Martinell i Brunet (1888-1973), discípulo de Lluís Domènech i Montaner y de Antoni Gaudí. Fue el diseñador de importantes bodegas cooperativas (Falset, Gandesa, Pinell de Brai, Montblanc...) también llamadas "Catedrals del Vi". La bodega del Sindicat Agrícola de Moja sería una de las mas sencillas y ajustadas de presupuesto, más incluso que la cercana Cooperativa de Les Cabanyes. El contratista de las obras fue Pau Llopart, de Moja.
En el proyecto inicial se preveían dos naves transversales en sentido norte-sur, y dos naves longitudinales en sentido oeste-este, de las que sólo se construyó una. Para financiar los trabajos cada uno de los socios debía aportar un duro (5 pesetas) por cada carga de uva, dos pesetas por carga en jornales de peón o de transporte de carro, y "colaborar con el máximo de jornales para evitar contratar trabajadores foráneos y recurrir al préstamo". A pesar de todo, las medidas económicas adoptadas no fueron suficientes y se tuvo que recurrir al préstamo en 1923, aunque para 1928 ya se habían devuelto en su práctica totalidad.
Uno de los planos del proyecto original conservados en la bodega.
Primera fase de construcción (foto Josep Mª Segarra i Plana)
Fachada sur en 1930 (Fondo fotográfico INCAVI)
Debido a las apreturas económicas antes mencionadas, en un primer momento sólo se construyeron las dos naves transversales en sentido norte-sur y las tinas subterráneas de la nave longitudinal oeste-este, con las bocas a la intemperie. En 1930 se construyeron cuatro depósitos subterráneos en una de las naves transversales, y en el sótano de la nave longitudinal -ya terminada- se añadieron más tinas, quedando tal y como está actualmente, a excepción de los depósitos de acero inoxidable que hay en el patio donde debía construirse la otra nave longitudinal.
El aspecto exterior del edificio es muy sencillo, con las paredes de piedra y ladrillo de las naves transversales a la vista. Las paredes de la nave longitudinal están rebozadas con el zócalo de piedra a la vista. En la fachada de la nave longitudinal hay un gran panel cerámico blanco con marco azul oscuro con la inscripción "Sindicat Agrícola de Moja" con letras rojas y azules, otro en la parte superior indica el año de la fundación (1921), los ventanales de esta fachada proporcionan mucha luminosidad al interior de la nave. Una veleta en la cúspide completa toda la decoración exterior.
Fachada sur con las tres naves construidas.
Fachada de la nave longitudinal.
Veleta original en la fachada principal.
Detalle de uno de los respiraderos de la nave.
Chafadora de uva.
Una de las prensas hidráulicas originales.
El edificio consta de dos naves transversales y una longitudinal, comunicadas entre ellas por arcadas de ladrillo sobre pilares de sección cruciforme. La nave longitudinal tiene el tejado a dos aguas, igual que la nave transversal principal. La otra nave transversal, la más exterior, destinada a muelle de descarga y sala de prensado, está cubierta con tejado a una sola vertiente, inclinada hacia la nave vecina. Todas ellas mantienen la estructura original del techado, con cerchas y vigas de madera y solera de ladrillos, todo en muy buen estado.
Estructura de la nave transversal principal.
Arcadas de ladrillo entre las dos naves transversales.
Detalle de uno de los arcos.
La nave longitudinal.
Al sótano de la nave longitudinal se baja por una estrecha escalera, medio escondida al final de la misma. Los interruptores de la iluminación del sótano están en un cuadro eléctrico que no parece haberse cambiado desde su instalación. La estructura de este sótano es una combinación muy original de arcos parabólicos entre las tinas de cemento, que soportan unos arcos longitudinales muy rebajados. Toda la estructura está cubierta mediante volta catalana de ladrillo visto que arranca en los laterales sobre arcos rebajados y pilares, todo en ladrillo.
Escalera de acceso al sótano.
Instalación eléctrica original.
Vista general del sótano.
Detalle de uno de los arcos parabólicos.
Combinación de arcos parabólicos y rebajados.
Arranque de la volta catalana en los laterales.

sábado, 14 de noviembre de 2020

BTT por Olèrdola y municipios vecinos

Otro fin de semana de confinamiento, y van... Ya hemos perdido la cuenta. Ahora se puede salir a practicar deporte por el municipio y colindantes, siempre y cuando sea de manera individual. No tiene mucho sentido exigir que sea de forma individual, pero es lo que hay y toca conformarse. Antes de salir me miro y me remiro los mapas, para ver que caminos puedo transitar sin saltar al municipio que no corresponde, y finalmente decido salir en dirección a Sant Sebastià dels Gorgs.
Al cruzar la N-340 a la altura del polígono de Sant Pere Molanta, me sorprende el casi inexistente tránsito. Normalmente toca espera un buen rato hasta tener la oportunidad de cruzar sin riesgo, pero hoy ha sido un momento... apenas venían un par de vehículos en cada sentido, no como suele ser un sábado "normal" por la mañana, con todos los coches que vienen de Barcelona.
Vistas hacia Vilafranca y Montserrat.
Ya es tiempo de poda de las viñas.
Entrando a Sant Sebastià dels Gorgs
Portada de la iglesia románica.
Detalle de la portada y el tímpano.
Cal Cinto Piñol (1771).
El ábside cuadrado con contrafuertes.
La magnifica torre-campanario.
Tras el descanso y las fotos de rigor en Sant Sebastià dels Gorgs -nuca me canso de admirar esta iglesia- Continúo en dirección a Avinyó Nou. A la altura del yacimiento íbero de la Font de la Canya (la visita la tengo en tareas pendientes), unos cazadores me indican que se ha recuperado un camino y un puente de madera, para poder cruzar el torrente e ir directamente hasta Avinyó Nou, desde ahí voy por carretera hasta Les Gunyoles donde paro a ver la torre funeraria romana, casi al lado de la iglesia de Sant Salvador de Les Gunyoles.
Puente sobre el Torrent de la Font de la Canya.
Camino recuperado
Iglesia de Sant Salvador de Les Gunyoles (S.XVIII).
Torre funeraria romana de Les Gunyoles (S.I-II).
Remonto ahora la Serra de les Gunyoles hasta llegar a la Creu de Llaners, otro de los sitios de esta zona en los que siempre me gusta parar. Las vistas hacia la plana del Penedès por un lado, y el macizo del Garraf por otro, son espectaculares. Resigo toda la Serra de Les Gunyoles, bajo hasta l'Arboçar y pasado la torre de l'Arboçar de Baix me desvío de la ruta habitual para ir a ver el palomar medieval.
Creu de Llaners en la Serra de Les Gunyoles.
Vistas hacia la plana del Penedès.
Panorámica sobre el macizo del Garraf.
Torre de l'Arboçar de Baix (S.XI).
Palomar medieval de l'Arboçar (S.XII).
Continúo ruta por Can Moles y Cal Segarra, y me dirijo hacia Viladellops. Un mensaje de WhatsApp me hace darme cuenta de que se me está haciendo tarde, así que aprieto el ritmo para llegar a casa en poco más de una hora... pese a algún calambre en las piernas por el esfuerzo.
Celler Viladellops.
Torre de Viladellops (S.X).
Capilla de Sant Joan (S.X).
Finca Viladellops.
Por la riera bajo Sant Miquel d'Olèrdola.
El Sindicat Agrícola de Moja.
Distancia: 35,7 Km.
Desnivel acum.: +473 mts. -473 mts.

domingo, 8 de noviembre de 2020

El Castell d'Olèrdola. 4.000 años de historia de Catalunya en el Penedès

Tal y como nos temíamos volvemos a estar en situación de confinamiento. Como hay que espabilarse con lo que tenemos en el municipio, decidimos acercarnos a visitar el Castell d'Olèrdola, sin duda alguna lo más conocido de nuestro municipio. Hacía bastante tiempo que no veníamos a visitarlo y queremos ver con calma todo lo que se ha ido excavando estos últimos años.
La montaña de Olèrdola ha sido ocupada, de forma más o menos continuada, desde la Edad del Bronce hasta bien entrado el siglo XX. El primer asentamiento protegido por una muralla data de los inicios de la edad del hierro (S.VIII-S.VI aC). Posteriormente fue ocupada por los cesetanos, uno de los pueblos íberos que ocupaba la zona costera catalana (S.V-VI aC), que aprovecharon la muralla ya existente.
En el siglo I aC los romanos la ocuparon a fin de controlar el territorio, y en especial la Vía Augusta que atravesaba la llanura del Penedès. De la huella romana quedan en Olèrdola tres grandes obras: la muralla, la cisterna (350 m3 de capacidad) y la torre de vigilancia situada en la cima. Todo el conjunto fue abandonado cuando la Pax Romana se extendió por el imperio.
La muralla romana del Castell d'Olèrdola.
El tramo de muralla y torre de levante.
Entrada al recinto protegida por dos torres.
La torre de poniente en forma de proa.
Cuadras medievales en el exterior del recinto.
Casi mil años más tarde, en la alta edad media, el recinto fortificado volvió a ser habitado como refugio seguro en la frontera con Al-Ándalus. Olèrdola fue "refundada" entre el 911 y el 937 por Sunyer, conde de Barcelona, quien hizo construir la muralla perimetral, las iglesias de Sant Miquel y de Santa María, y el castillo adosado a la atalaya romana. A mediados del siglo XI, en medio de la revuelta feudal contra el poder de los condes, tomó especial protagonismo el autoproclamado príncipe de Olèrdola, Mir Geribert, principal impulsor del levantamiento. A inicios del siglo XII, se inicia la decadencia de Olèrdola con el desplazamiento de la frontera hacia el sur.
En la parte superior del recinto estaba la zona militar, con el castillo. Inmediatamente debajo el área sagrada, con la iglesia y la necrópolis. La parte media era un área de actividad económica: prensa y bodega de vino, la cisterna romana de nuevo en uso, la cantera romana reabierta, y numerosos silos de grano. La parte adyacente a la muralla estaba ocupada por casas y talleres de artesanos. El resto de la población se fue extendiendo fuera de las murallas, hacia el Pla dels Albats, con la iglesia de Santa María y su necrópolis de tumbas antropomorfas, muchas de ellas infantiles. Esta distribución no deja de ser un reflejo de la estricta jerarquía de la sociedad medieval: nobleza, clero, artesanos y -abajo del todo- la pagesía.
Base de una prensa de vino (S.X-XI) cerca del Pla dels Albats.
Restos de la iglesia de Santa María en el Pla dels Albats.
Tumbas antropomórficas.
Una de las cruces que marcaban el límite de la sagrera.
Otra de las cruces grabadas en las rocas.
Una tumba infantil, los llamados albats.
Interior del ábside.
Millario romano reutilizado.
La entrada cuesta 5€ y en condiciones normales disponen de audioguías para realizar la visita. Con las restricciones actuales por el puñetero coronavirus, toca conformarse con los plafones explicativos que hay por todo el recinto. En la recepción hay un pequeño museo donde se pueden ver algunas de las piezas que se han encontrado, así como una completa explicación de la historia de este lugar tan emblemático.
La pequeña exposición de la recepción.
Diversas monedas encontradas en las excavaciones.
Cáliz y patena de peltre de una sepultura medieval (S.X-XI).
Muralla íbera, casi paralela a la romana.
El poblado íbero excavado hasta el momento
Parte de una tintorería/curtiduría íbera.
Restos de una casa medieval.
Calle medieval con escalones y desagüe central.
La muralla medieval de la banda este del recinto.
Iglesia de Sant Miquel, fue parroquia hasta 1884.
Portada muy simple con una bonita ventana geminada.
La nave única con arcos fajones y ábside cuadrado.
Detalle del capitel de la ventana geminada de la portada.
Arco del único ábside conservado de la iglesia prerrománica.
Ábside cuadrado prerrománico y tumbas antropomórficas.
La gran necrópolis medieval alrededor de la iglesia.
El castillo medieval adosado a la atalaya romana.
Interior de la atalaya romana.
Estado en que se encontraba en 1921 (J. Artigas i Carbonell).
Magníficas vistas sobre el territorio.
La cantera romana y silos medievales.
Unos de los muchos silos que se pueden ver.
Base de una prensa de vino medieval.
La gran cisterna romana.
Arqueta de decantación del agua de lluvia.
Uno de los actuales habitantes del lugar.
La vinculación del Castell d'Olèrdola con el excursionismo en Catalunya, ha sido siempre muy estrecha. Prueba de ello sería la celebración del V Aplec Excursionista de Catalunya el 1921, o los diferentes aplecs, excursiones y acampadas del Centre Excursionista Vilafranquí (predecesor del actual Centre Excusionista Penedès).