sábado, 16 de julio de 2016

Camino de Santiago. Etapa 17 Melide a Santiago de Compostela

¡Nuestra última jornada en el Camino! Para hoy han pronosticado mucho calor así que nos levantamos pronto y a las siete de la mañana ya estamos en marcha. La etapa de hoy es un continuo sube y baja, igual que ayer, no son rampas muy largas pero enseguida empieza a apretar el calor... ¡y de que manera!.
Melide, la Praza do Convento.
Boente de Arriba.
Francisco pone la directa.
Vamos con muchas ganas de llegar a Santiago. Francisco pone la directa y me hace sudar lo que no está escrito para mantener el ritmo, vamos tan lanzados que apenas paramos ni a ver iglesias ni a hacer fotos. A mitad del recorrido Francisco tiene un pinchazo, eso me da un pequeño respiro mientras cambia la cámara.
Cerca de O Pedrouzo.
Ya estamos muy cerca.
Iglesia de Lavacolla.
En Amenal paramos a comer, un bocadillo, una cerveza bien fría y volvemos a la carga. Es impresionante la cantidad de gente que va pasando, gente sola, en grupos de parroquias, familias con niños... !incluso una cofradía que van endomingados! ellas con falda y zapatos, ellos con traje de chaqueta. Hoy vemos muchos italianos y, curiosamente, pocos coreanos. En fin, un babel de lenguas y culturas.
La Capilla de San Marcos.
Interior de la capilla.
El Monte do Gozo.
Los últimos diez kilómetros hasta el Monte do Gozo me resultan terribles, hace tanto calor que en los tramos asfaltados este se ha reblandecido, creo que son los peores diez kilómetros que he pasado en todo el Camino, ¡peor que en Los Monegros!. Con mucha paciencia y empujado por las ganas de ver Santiago, llegamos a la cima de nuestra última subida.
Reponiendo fuerzas antes del final.
En la entrada a Santiago.
Ánimo... ¡ya casi estamos!
Sellamos la credencial en la Capilla de San Marcos del Monte do Gozo y me tomo una bebida isotónica fría de un trago, casi sin respirar ¡que buena está y que bien me sienta!. Descansamos un rato a la sombra y rápidamente encaramos el descenso a Santiago de Compostela, no podemos esperar más.
A pesar del tremendo calor que hace y del cansancio acumulado, vamos callejeando, a pleno sol, camino del final. La emoción va aumentando conforme nos acercamos y se dispara cuando entramos en la Praza do Obraidoiro. Llegamos hasta el centro de la plaza y nos abrazamos como si no hubiera nadie más en toda la plaza. Estamos empapados de sudor y nos resulta imposible retener las lágrimas de emoción.
Magnífica, pese a los andamios.
La foto más deseada.
Emoción para recoger la Compostela.
No resulta fácil describir la multitud de sentimientos de este momento, satisfacción, alivio, orgullo... todo se entremezcla en ese momento tan esperado y que tantos millones de peregrinos han vivido antes que nosotros. Tras las fotos de rigor, nos vamos a la Oficina de Atención al Peregrino a que nos expidan nuestras COMPOSTELAS:
Ahora toca buscar alojamiento. No habíamos caído en que hoy es sábado, además esta semana empiezan las fiestas de Santiago Apóstol, por lo que la ciudad está a rebosar de turistas y peregrinos. Finalmente encontramos alojamiento en la Hospedería San Martín Pinario en el edificio del Seminario Mayor, justo al lado de la catedral.
Tras asearnos, vamos al Albergue La Salle donde está el punto de recogida de bicicletas de Bicigrino, ellos se encargarán del transporte de las mismas y las alforjas hasta casa.
Santiago presidiendo la plaza.
El Hospital Real, hoy un parador.
Colegio de San Xerome.
Plaza de La Quintana.
Entrada a la Puerta Santa.
Fachada interior de la Puerta Santa.
Volvemos a la catedral y vamos a la Puerta Santa, este año está abierta ya que, excepcionalmente, es Año Santo de la Misericordia. Cumplimos con el ritual del abrazo al Santo y la visita a la cripta donde está el sepulcro del mismo.
Fachada del Seminario Mayor.
Nuestro pequeño premio.
Disfrutando la noche.
Mientras paseamos por el casco antiguo nos encontramos con los dos vascos con los que hemos ido coincidiendo casi todo el camino, ellos se vuelven hoy mismo en un coche de alquiler. Nos despedimos y... ¡aún no sé como se llaman!.
De vuelta a la Praza do Obradoiro nos encontramos, otra vez, con Pipo Caudet. Nos vamos los tres juntos a tomar unas cervezas y luego a cenar una pequeña mariscada. Para terminar la noche, unos chupitos de orujo y a disfrutar una rato de la fachada de la catedral iluminada. Aquí nos despedimos, él sale mañana camino a Finisterre ¡A ver si nos volvemos a ver!.
Fachada de Las Platerías.
Fachada de La Azabachería.
Las impresionantes bóvedas de cañón.
El domingo nos acercamos a visitar la catedral. En el Centro de Recepción de Visitantes cogemos una audioguía y empezamos el recorrido. Es tal la acumulación de gente que está esperando para asistir a la misa de las doce, casi dos horas antes, que finalmente optamos por dejar la visita a la mitad y buscar sitio para poder asistir nosotros también.
El Botafumeiro listo para la misa.
Portada de la Capilla de la Corticela.
Capilla de la Corticela.
Impresiona ver una catedral románica de esta magnitud totalmente abarrotada, la misa es concelebrada por casi una veintena de sacerdotes, entre los "residentes" y los que han llegado en peregrinación. Una vez terminada la misa... ¡el vuelo del botafumeiro! No podía haber mejor final para nuestro camino.
Distancia: 53,4 Km.
Desnivel acum.: +883 mts. -1.091 mts.

Epílogo a nuestro Camino de Santiago

Han sido diecisiete jornadas desde la puerta de casa hasta la Praza do Obraidoro, casi 1.200 kilómetros pedaleados. Hemos pasado frío, calor, nos hemos mojado, hemos sufrido en algunos puntos, disfrutado de paisajes increíbles, catedrales, iglesias... y también hemos conocido gente de todo tipo y culturas. Pero por encima de todo nos lo hemos pasado estupendamente, padre e hijo juntos, en un viaje que no olvidaremos.

viernes, 15 de julio de 2016

Camino de Santiago. Etapa 16 Sarria a Portomarín y Melide

Son las seis de la mañana, suena el despertador, pero... prefiero darme la vuelta y continuar durmiendo un rato más. Al final entre desayunar y preparar las alforjas nos ponemos en marcha a las ocho ¡como dos señores!.
Iglesia de El Salvador en Sarria.
Convento de La Magdalena.
Caminado con el fresco matinal.
Este primer tramo es casi todo en subida y por caminos amplios y de buen ciclar, se nota que estamos en los últimos cien kilómetros ya que hay mucha más gente. Paramos en Mirallos y sellamos en la iglesia de Santa María de Ferreiros. Esta iglesia románica del siglo XII, fue trasladada de Ferreiros a Mirallos en 1.790 ya que el Camino pasaba lejos y quería utilizarse como hospital de peregrinos. 
Típica pasarela de piedras.
La Galicia interior.
Santa María de Ferreiros en Mirallos.
Más adelante pasamos por el mojón de los 100 kilómetros ¡foto obligatoria!. Seguimos y llegamos a la bajada a Portomarín, aquí hay que tener cuidado ya que la señalización nos desvía por un camino que, según nos advierte a gritos un abuelete que está en su huerto, es totalmente intransitable para las bicicletas y complicado incluso para los que van a pie. Volvemos al desvío y vemos que hay un plafón indicando la dificultad y la alternativa... orientado al revés de modo que si no paras no lo puedes leer, ¡suerte del abuelete!
El mojón de los 100 kilómetros.
Horreos por todos lados.
Portomarín al fondo.
Portomarín es un pueblo totalmente nuevo ya que el antiguo quedó anegado por el embalse de Belesar en el Río Miño. Afortunadamente, trasladaron piedra a piedra la iglesia-fortaleza de San Nicolás del siglo XIII, construida por la Orden de San Juan de Jerusalen. Interiormente impacta ya que es de una sola nave con bóveda de cañón, muy alta y luminosa.
Entrada a Portomarín.
Ábside de San Nicolás de Portomarín.
Interior de San Nicolás.
Portada lateral.
¿Iglesia o fortaleza?
La portada principal.
De Protomarín salimos por carretera, pero rápidamente la abandonamos para ir siguiendo el camino. Es un continuo sube y baja, entre bosques y campos de cultivo, que hace que no podamos tomar un buen ritmo de pedaleo.
Bonito robledal.
Capilla cerca de Ventas de Narón.
Cada vez más gente.
Pasado Catromaior hay una cuesta a pleno sol que nos obliga a echar pie a tierra para superarla. Cruzamos Palas de Rei parando solo a sellar la credencial y continuamos hasta San Xulián do Camiño.
Saliendo de Palas de Rei.
Otra pasarela de piedras para el barro.
San Xulián do Camiño.
Al lado de la iglesia paramos a rellenar los bidones de agua en una fuente y entablamos conversación con la persona encargada de cuidarla. Muy amablemente nos enseña la iglesia y nos explica la historia de San Xulián que mató por error a sus padres; apesadumbrado decide expiar su crimen cuidando a los peregrinos que van a Santiago, ayudado por su mujer Adela. 
De charla en San Xulián do Camiño.
Interior de San Xulián.
Cerca de Pontecampaña.
El tramo que nos queda hasta Melide es relativamente fácil, no por que el relieve sea más plano, continúan los sube-baja, sino porque el camino es amplio y en muchas partes asfaltado. Por lo demás es una sucesión de pequeñas aldeas por las que no parece haber pasado el tiempo, como Leboreiro.
El Cabazo de Leboreiro.
Santa María de Leboreiro.
Blasones en las paredes.
Cuando llegamos a Furelos, apenas a un kilómetro de Melide, sufrimos el primer percance mecánico de estos días. Francisco se da cuenta que ha perdido un tornillo del portabultos, lo arreglamos sin problemas y en seguida llegamos a Melide.
El bonito pórtico de Sta. Maria.
Puente medieval de Furelos.
San Xoán de Furelos.
Nos alojamos en el Albergue Pereiro (10 €), muy buenas las instalaciones y también la atención. Evidentemente cenamos pulpo acompañado con vino blanco de la zona en Casa Ezequiel, seguramente el mejor pulpo a feira de Galicia. Nos vamos pronto a la cama ya que mañana nos espera un día largo pero emocionante... ¡por fin llegaremos a Santiago!
Distancia: 62,2 Km.
Desnivel acum.: +1.137 mts. -1.135 mts.