sábado, 17 de octubre de 2020

Santa María de Miralles, la Serra de Fontfregona

Estos días parece que vamos a ir de cabeza a otro confinamiento, así pues hay que aprovechar cualquier ocasión para salir a pasear, ni que sea por los alrededores. Una opción cercana es la zona de Miralles, una zona muy agradable para pasear y disfrutar de los primeros colores otoñales. Dependiendo de la climatología también es una buena zona para buscar setas, pero ya nos han advertido de que no encontraremos nada. El viento de estos últimos días ha resecado mucho el bosque, tampoco ha llovido mucho, y ha venido mucha gente a buscar setas.
Nos ponemos a caminar al lado de la iglesia de Sant Romà. Esta iglesia aparece documentada el 1.413 como Florençola que posteriormente derivó en Françola. Del edificio original no se aprecia nada en el exterior por las sucesivas reformas que ha sufrido. En un lateral se encuentran unas tumbas tardo-antiguas (S.IV-X dC) que fueron trasladadas del yacimiento cercano del Serral. Fueron descubiertas durante unos trabajos de explanación para plantar viña y en total se catalogaron dieciséis tumbas, de las que solo se trasladaron tres para su conservación.
Iglesia de Sant Romà.
Tumbas tardo-antiguas.
La Vall de Miralles.
La Font de Sant Romà.
Vamos siguiendo el camino que lleva el Coll de la Creu del Pla, muy bien señalizado, pasando por la Font de Sant Romà y la Font de la Múnia. Al cabo de poco dejamos el camino asfaltado, para seguir por la antigua carrerada que lleva directo al Coll de la Creu del Pla.
Bosque de rivera de la Riera de Miralles.
Font de la Múnia.
Balsa de la Font de la Múnia.
Camino al Coll de la Creu del Pla.
La Creu del Pla marca la divisoria entre los términos de La Llacuna y Miralles. Es una típica cruz de término gótica (S.XV), en uno de los lados aparece la imagen de la Virgen y en el otro un Cristo crucificado. En el capitel -de forma hexagonal como el fuste- aparecen figuras de santos y los escudos de la familia Cervelló (un ciervo) y la familia Miralles (una campana y una piña).
Barraca de piedra seca.
La Creu del Pla.
La Mare de Deu en un lado.
Cristo crucificado en el otro lado.
Del mismo collado sale el camino que va remontando la carena de la Serra de Fontfregona. Lo curioso de esta sierra es que, una vez se supera la subida, está formada por una sucesión de altiplanos cada uno con su propio nombre. La Plana de l'Apotecari, Pla de Novell, Plana dels Casals... Parece una buena zona para buscar setas, sin embargo tan solo encontramos tres rovellons medio secos.
Remontando la carena de la Serra de Fontfregona.
Otra barraca de piedra seca, esta en ruinas.
Vistas hacia la Serra de Miralles.
Camino por la Plana de l'Apotecari.
Al final de la sucesión de planas, se llega al camino que viene desde Rofes y el Coll de la Llebre, y baja a la Riera de Miralles. Esta bajada ya la conocía, de cuando hice el recorrido de la Cabecera de la Riera del Carme, y la pendiente es tan fuerte como la recordaba de hacerla ¡de subida y en bicicleta!.
A media bajada me desvío por un sendero a la izquierda, para ver el agujero de lo que fue la mina de bauxita Adelaida, abandonada hace tiempo (1.965). De vuelta al camino seguimos bajando hasta llegar a las viñas de la finca de Fransola y -ya por camino llano- hasta el punto de inicio, bordeando la Riera de Miralles.
La mina abandonada de bauxita Adelaida.
Fuerte bajada hacia la Riera de Miralles.
Cal Sisquet.
Viñas con sus colores otoñales.
Riera de Miralles.
De vuelta a Sant Romà.
Distancia: 10,8 Km.
Desnivel acum.: +230 mts. -230 mts.

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