sábado, 2 de junio de 2018

Sant Benet del Bages

De vuelta a casa, después de visitar Santa María de l'Estany, decidimos probar suerte y nos acercamos al monasterio de Sant Benet del Bages. Cuando llegamos vemos que hemos tenido mucha suerte, todas las visitas son guiadas y... en poco más de quince minutos, a las cinco, hay una visita a las dependencias de la familia Casas, "Un día en la vida de Ramón Casas", y que al terminarla podemos empalmar con la visita al monasterio, "Mil años de sensaciones".
Este monasterio fue fundado por la orden de los benedictinos alrededor del año 950 a expensas del matrimonio Sala y Ricarda, parientes de los vizcondes de Osona, que trajeron desde Roma unas reliquias de Sant Valentí (ahora estan en la iglesia de Navarclés). Resultó arrasado por Almanzor el 1105 y fue reconstruido y vuelto a consagrar el 1212.
En 1953 pasó a depender de la Abadía de Montserrat, quedando abandonado tras la desamortización de Mendizabal (1835), hasta que fue comprado y restaurado por la familia del pintor Ramón Casas. Actualmente es propiedad de la Fundació Catalunya La Pedrera y acoje el espacio Món Sant Benet, un espacio turístico con hotel, restaurantes y la Fundació Alicia (Alimentacio i Ciencia).
La Fábrica.
Canal de las turbinas de La Fábrica.
La Casa de l'Amo.
Sant Benet desde la Casa de l'Amo.
Las visitas comienzan en la entrada del recinto que da al palacio abacial. La guía nos explica que Elisa Carbó, madre de Ramón Casas, era accionista de la fábrica textil de Sant Benet Isidro Puig y Cia. En verano la familia Casas Carbó solía ir a Sant Benet, inicialmente se alojaban en la Casa de l’Amo. En 1907 Elisa Carbó, compró toda la propiedad y a partir de aquel momento se iniciaron las obras de rehabilitación, dirigidas por el arquitecto de moda de la época Josep Puig i Cadafalch. Fueron recuperando todo lo que había en el monasterio para decorar las salas, construyeron chimeneas en cada sala - todas falsas - y añadiendo objetos que iban coleccionando. Un detalle curioso es que lo que quedaba del retablo barroco de la iglesia lo aprovecharon para decorar una habitación infantil.
La visita modernista es un recorrido, ambientado en el verano de 1924, a través de las salas del sobreclaustro, que el pintor Ramon Casas y su familia convirtieron en residencia de veraneo. En cada sala una proyección va explicando lo que podría haber sido el primer día de veraneo de la familia Casas. La visita también va combinando los olores en cada sala... en la del café es muy evidente el olor tal cual entras.
Puerta de acceso al recinto de la iglesia.
El mismo en lugar en 1913 con Ramón Casas (J. Gomis).
El Palacio abacial.
El comedor con su chimenea falsa.
Los retratos que Ramón Casas hizo de sus padres.
La sala de música.
Ramón Casas disfrazado de arlequín.
La Gitana.
El estudio de Ramón Casas... otra chimenea falsa.
La sala del café.
Una ambientación perfecta.
Uno de los dormitorios.
Dormitorio infantil, con piezas del retablo barroco.
La galería sur o Pati Blau.
La visita "Mil años de sensaciones" se inicia en la iglesia, tras las explicaciones de la guía y de haber bajado a la cripta, proyectan un audiovisual donde explican la historia del monasterio. Al terminar hay una recreación holográfica de la misa de consagración de la iglesia, el 3 de Diciembre del año 972. Está muy bien realizada, en los ábsides te proyectan una reconstrucción de lo que hubiera sido la decoración original románica, mientras el holograma proyecta la misa... Tan solo hay un fallo en todo el montaje, en aquella época la misa se oficiaba en latín y siempre de espaldas a los feligreses, nunca de cara a ellos ni en el idioma local. 
Vista exterior de la iglesia.
El arco de entrada.
Los capiteles de la izquierda de las arquivoltas.
Y los de la derecha... preciosos.
Nave principal con restos de decoración barroca.
La cripta con el techo barroco.
Mare de Deu románica con resto de policromía.
La proyección holográfica.
Tras la visita a la iglesia, la visita continúa por el claustro. Aquí la guía nos deja bastante rato para admirar con tranquilidad todos los detalles de los capiteles. El estado de conservación de lo capiteles es increible y, en general , predominan los motivos vegetales, geométricos y animales fantásticos.
continuando con la visita nos explica varias curiosidades del claustro. La primera es que todos los capiteles son los originales y que también están en su posición original. La segunda curiosidad es que el pavimento de las galerías, en base a pequeños cantos rodados... ¡tambien es el original!. Luego se detiene en un capitel situado al lado de la entrada al refectorio con una decoración peculiar, como un aviso a los frailes, un perro acechando a unas ovejas que representaría el pecado de la gula.
La última curiosidad que nos muestra, es un capitel totalmente diferente del resto. Es de un estilo mucho más primitivo, prerrománico (S.X) y, posiblemente, procede de una capilla o iglesia anterior. En uno de sus laterales, el más escondido, se puede ver un pantocrator, en las caras más visibles se ve una representación de la anunciación, en otra unos motivos vegetales y en la otra un personaje con un pájaro (se supone que Sant Benet o Sant Valentí).
El pavimento de las galerías es el original.
Todos los capitales y su colocación también.
El ala este del claustro con la entrada a la sala capitular.
El patio interior del claustro.
Una escena de caza y Sansón (?) luchando con el león.
Un perro acechando unas ovejas.
Una Virgen con el Niño y motivos vegetales.
Más motivos vegetales.
Un águila ¿San Juan evangelista? y motivos vegetales.
Un ángel y motivos geométricos.
Una ceremonia matrimonial.
La Anunciación.
Sant Benet o Sant Valentí con un pájaro.
El Pantocrator de la cara interna.
Del claustro pasamos al Celler de estilo gótico, que construyeron aprovechando el espacio entre la muralla el edificio del monasterio, de esta manera ya tenían hechas las paredes. Aqui proyectan otro audiovisual acerca de la relación del monasterio con el cultivo de la viña. La visita continúa por el sobreclaustro, donde construyeron las celdas para los monjes durante la época en que el monasterio dependió de la Abadía de Montserrat.
El Celler de estilo gótico.
Sala de las celdas de los monjes en la segunda etapa.
Reconstrucción de una de las celdas.
El lado sur de las dependencias monacales.
Los restos del pavimento de la sala capitular.
El ábside de la iglesia es muy sencillo.
La visita termina en el jardín que hay en el lado sur del monasterio, donde puedes acercarte a ver los restos de la sala capitular y el ábside principal. Ha sido una visita muy agradable y que realmente vale la pena, no solo por el monumento en sí, también por la ambientación y la forma tan moderna e interactiva con que la plantean.

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