miércoles, 5 de octubre de 2022

Ciudadela íbera y Castell de la Santa Creu de Calafell

La ciudadela íbera de Calafell es un yacimiento de la tribu de los cosetanos fundado hacia el S.IV aC y abandonado a raíz de la segunda guerra púnica en el S.III aC, cuando el cónsul Catón el Viejo aplastó la sublevación de las tribus íberas contra Roma. También hay algunos restos de una domus romana del S.I aC.
La particularidad de este yacimiento arqueológico es que ha sido parcialmente reconstruido, aplicando técnicas de arqueología experimental bajo la dirección de Joan Santacana ente 1992 y 1994. Aunque un proyecto de este tipo siempre levanta polémicas, lo que si está claro es su función didáctica ya que permite hacerse una idea bastante clara de las condiciones de vida y costumbres de los íberos en aquella época. Actualmente forma parte de la Ruta dels Ibers del MAC.
Muralla norte con un torre de asedio romana.
La entrada al recinto amurallado.
Detalle de la puerta de entrada.
Calle pavimentada en la entrada.
Silo para grano.
Restos de la domus romana.
Casa de una sola habitación.
Interior con réplicas de objetos de uso cotidiano.
Horno de pan.
No ha cambiado tanto la arquitectura tradicional.
Altar de sacrificios.
Representación de la dieta íbera.
Interior de una casa de grandes dimensiones.
Dormitorios y terraza en la planta superior.
Pequeño horno de cal.
Reconstrucción de la molienda del grano.
Paso de ronda de la muralla.
Almacén en la base de una de las torres.
Vista de los tejados de las casas.
Desagües de los tejados.
Desde la carretera y dominando el pueblo de Calafell se distingue el Castell de la Santa Creu. Sus orígenes datan del S.XI como propiedad de Bernat Otger. Resultó destruido durante la Guerra dels Segadors (1640-1652), se volaron parte de las murallas, se rellenó la cisterna con las ruinas del palacio gótico... Al quedar nivelado, el recinto se usó como cementerio hasta 1938. Actualmente se encuentra museizado y en la entrada hay un audiovisual explicando la historia del mismo.
Inicio de la subida al castillo en la Plaça Catalunya.
El Carrer de les Penyes.
Subida al castillo.
Entrada al recinto amurallado.
Restos de la escalera del recinto noble, ya desparecido.
Vista sobre el pueblo de Calafell.
Exposición de armas medievales en la muralla.
El recinto amurallado con la iglesia al fondo.
¡Haciendo el payaso!
Una de las aspilleras.
La gran cisterna de agua del castillo fue usada como refugio durante los ataques de los piratas de los siglos XV-XVI. Testimonio de las horas pasadas por los habitantes del pueblo en su interior son los grafitis representando galeras piratas.
Bóveda y acceso a la cisterna.
interior de la cisterna.
Grafiti de unna galera pirata. 
Otra galera, esta con dos mástiles.
Encima de la iglesia, en una especie de terraza, llama la atención el conjuratorio. Se trata de una edificación de una sola habitación, dos plantas y orientada a los cuatro puntos cardinales. Para proteger el pueblo de las tormentas, los malos espíritus y las brujas, el sacerdote leía un fragmento de cada uno de los cuatro evangelios en cada dirección. En la planta baja se encerraba a las mujeres acusadas de brujería. 
Iglesia de la Santa Creu (S.XI).
El conjuratorio y el campanario sobre la la iglesia.
Interior del conjuratorio.
Recreación del conjuratorio como prisión de brujas.
Portal de acceso a la iglesia, muy deteriorado.
Escudo de los Palou, señores del castillo (1381-1493).
Originalmente la iglesia (S.XI) era de una sola nave con ábside totalmente integrada en la muralla, con posterioridad se añadió una segunda nave en la fachada sur. Los restos de pinturas murales románicas que se conservan en el ábside son de un estilo muy similar a las de la Capella del Sant Sepulcre de Olèrdola, en la pequeña cripta también se pueden ver restos de pinturas, estas ya de estilo gótico. Bajo el pavimento de la nave añadida se han encontrado varias tumbas antropomórficas (S.XI-XII) del primer cementerio del recinto.
Interior de la iglesia con sus dos naves.
Tumbas bajo la nave más reciente.
La nave original con su pequeña cripta.
Detalle de la cripta.
Restos de pinturas románicas del ábside.
Una cenefa.
Decoración figurativa.
Un ángel.
Restos de decoración gótica de la cripta.
Otra galera pirata de dos mástiles en la iglesia.
Para terminar la visita le damos la vuelta al castillo para admirar el ábside con decoración de estilo lombarda y totalmente integrado en la muralla, un gran campo de silo y las curiosas roderas del Carrer de l'Aire, fruto de años y años de pasar carros.
Campo de silos al pie del castillo.
Exterior del ábside integrado en la muralla.
Sepulturas antropomórficas al pie de la muralla.
Roderas en el Carrer de l'Aire bajo el castillo.

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