domingo, 11 de noviembre de 2018

Capilla del Sant Sepulcre de Olèrdola

Olérdola es un municipio con una historia de muchos siglos, de la prehistoria a la actualidad pasando por íberos, romanos, la edad media... un rico patrimonio a veces poco conocido. Lo más famoso - sin duda alguna - es el Castell d'Olèrdola, pero hay otros testimonios del pasado que valen la pena visitar.
La capilla del Sant Sepulcre era la sede de un priorato de la Orden del santo Sepulcro, dependiente del monasterio de Santa Ana en Barcelona. Como muchas de las iglesias de esta orden, es de planta redonda igual que la original de Jerusalén. Se tiene constancia de ella desde el año 1058 en que aparece como beneficiaria del testamento de un tal Seniol Guillem.
La masía a la que se encuentra adosada y a la cual pertenece, era la residencia de Francesc de Paula Rius i Taulet, alcalde de Barcelona entre los años 1872 y 1889. Organizador de la Exposición Universal de 1888, la reina regente María Cristina le otorgó el título de Marqués de Olèrdola como premio a su labor.
Dado que la capilla es de propiedad privada, no es posible visitarla libremente. Por suerte, cada cierto tiempo, el Ajuntament d'Olèrdola organiza visitas guiadas... tan solo hay que estar al caso y apuntarse (las visitas las lleva a cabo la empresa de servicios culturales Tríade).
Vista exterior de la Capilla del Sant Sepulcre.
Vista desde el jardín posterior de la casa.
Puerta de acceso. Sin duda alguna bastante reciente pero con un herraje muy bonito.
Decimocuarta estación del Via Crucis (Jesús es sepultado) sobre el portal de entrada.
Vista del ábside principal y la cúpula, se aprecia el rebozado moderno que protegió las pinturas.
Restos de un grupo escultórico, relativamente moderno, representando el entierro de Jesucristo.
Desde el punto de vista arquitectónico no hay elementos dignos de mención, el paso de los años ha hecho mella en el edificio original, y tampoco parece que originalmente fuera una gran construcción. Sin duda lo más interesante son las pinturas murales que se descubrieron el año 1954 debajo del rebozado. Están datadas del S.XI y son de un estilo muy primitivo, sin ningún tipo de volumen o perspectiva, a base de lineas y con un cierto aire bizantino. Todo apunta a que son obra de un artista o taller local, alejado de las tendencias del románico de esa época.
El estado de conservación de las pinturas no es muy bueno, pero con la ayuda de las explicaciones del guia se pueden interpretar escenas del Juicio Final, la Última Cena, la Anunciación de la Virgen y restos de cenefas decorativas y personajes no identificados. En la escena principal de la Última Cena es posible identificar a Jesucristo y San Juan por sus acrónimos latinos escritos al lado de las figuras (IHS y IOHS respectivamente). A Judas se le identifica ya que siempre se le representa de perfil, no de frente.
Escena de la Última Cena, se aprecian las manos de uno de los comensales en un plato así como el entramado del mantel.
Escena de la Última Cena, San Juan recostado sobre Cristo y Judas a su derecha representado de perfil.
Escena del Juicio Final, los justos son llevado por Dios al cielo (las manos grandes representan a Dios).
Escena del Juicio Final, los santos -se identifican mediante las aureolas - reciben a los justos en el cielo.
Escena del Juicio Final, un monstruo alado y de color negro agita con su mano a un condenado desnudo.
Escena de la Anunciación, un ángel con dos incensarios representado sobre la Virgen.
Conjunto de la escena de la Anunciación, apenas se distinguen los rasgos de la Virgen.
Restos de una cenefa decorativa en el arranque de la cúpula, se adivinan algunos personajes no identificados.
No sería de extrañar que el resto del rebozado moderno aun escondiese más pinturas románicas, sobre todo en la cúpula y el ábside principal. Habrá que esperar a futuras intervenciones arqueológicas... si las hay.

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