miércoles, 26 de julio de 2023

Románico alrededor del Canigó (I) Abadía de Sant Miquel de Cuixà

El románico alrededor del Canigó, en la comarca francesa del Conflent, nos transporta a los tiempos de Guifré el Pilós (840-897), el último de los condes de Barcelona nombrado por los reyes francos y el primero en dar en herencia sus dominios territoriales, iniciándose de esta manera la dinastía condal de Barcelona, que se mantuvo por descendencia directa durante cinco siglos, estamos en el germen y origen de la actual Catalunya.
La abadía benedictina de Sant Miquel de Cuixà fue fundada el año 843 por el arcipreste Protasio, quién fue su primer abad, pero no fue hasta el año 1.000 que alcanzó su máximo esplendor bajo la dirección del abad Oliba (971-1.046), bisnieto de Guifré el Pilós y quién fue abad de Sant Miquel de Cuixà, Sant Martí del Canigó, Santa Maria de Ripoll, también obispo de Vic y fundador del Monasterio de Montserrat. Más recientemente otros personajes relacionados con Sant Miquel de Cuixà fueron Josep Puig i Cadafalch, quien inició la reconstrucción de la abadía, abandonada y prácticamente en ruinas desde la Revolución Francesa, y Pau Casals (exiliado en Prada de Conflent entre 1939 y 1957) quien en 1.950 inauguró el primer Festival de Música Clàssica de Prada.
Las visitas comienzan a las nueve de la mañana y nosotros somos los primeros, incluso tenemos que esperar a que abran la zona de recepción, tras un vídeo explicativo de la historia de la abadía comenzamos la visita que se hace con una audio-guía. Se empieza por la cripta de la Mare de Déu del Pessebre -una curiosa cripta circular con un gran pilar central- y de esta se pasa a otra cripta esta de tres naves que da acceso al claustro.
Abadía de Sant Miquel de Cuixà.
El Canigó.
Esperando que abran a las visitas.
Poema de Josep Sebastià Pons.
Homenaje a Josep Puig i Cadafalch.
Muro de "opus espicatum".
Cripta del Pessebre.
Cripta bajo la iglesia.
Vista hacia los pies de la cripta y acceso al claustro.
Restos pendientes de clasificar.
La actual entrada a la iglesia superior desde el claustro incorpora restos de la antigua tribuna desmontada en el S.XVI. El interior es de planta basilical con tres naves separadas por arcos de herradura y unos pequeños transeptos, las naves están separadas por hileras de arcos sólidos de herradura. La iluminación es a través de ventanas en la parte superior de la nave central, en algunas de estas se pueden distinguir restos de decoración pictórica.
Entrada a la iglesia superior desde el claustro.
Nave principal de la iglesia superior.
Arcos de herradura entre las naves.
Arranque de la cubierta con arcos de diafragma.
Restos de decoración pictórica.
Más restos en otra de las ventanas.
Altar mayor con una losa de mármol de Carrara.
Pequeño ábside de la cabecera.
Ábside norte.
Bóveda de crucería del presbiterio.
Talla románica de la Virgen con niño en uno de los ábsides.
Arcos de herradura en una nave lateral.
Gran parte de los capiteles del claustro y de la tribuna se encuentran en el Metropolitan Museum de Nueva York, otros muchos se encontraban adornando diversos edificios de la zona y se pudieron usar para reconstruir varias galerías del claustro en 1955. Las columnas y capiteles son de mármol rosa del Conflent, la mayor parte de los capiteles tienen una decoración figurativa, bestiario fantástico, leones y motivos vegetales.
Vista general del claustro.
Parte reconstruida con capiteles de la tribuna.
Galería oeste del claustro.
La galería sur.
En la sala capitular se encuentra una exposición con los restos que se han podido recuperar de la tribuna de la iglesia y en el claustro. Parte de la tribuna ya lo hemos podido ver en el portal de entrada a la iglesia, con el resto de fragmentos que se han ido recuperando se ha podido reconstruir parcialmente uno de los arcos del mismo. Destaca una pequeña lauda sepulcral del abad Gregori.
Sala capitular.
Arco de la tribuna parcialmente reconstruido.
Un león en el capitel del arco.
Lauda sepulcral del abad Gregori.
Al terminar la visita, la persona de recepción nos recomienda que no nos perdamos la visita al Priorato de Santa María de Serrabona y su magnífica tribuna, una de las pocas que se conservan.

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