A partir de aquí el camino lo haremos padre e hijo juntos, al final Francisco se ha apuntado, cargamos las bicis en el coche y llegamos tempranito a Igualada, dejamos aparcado el coche cerca de la estación de autobuses y nos acercamos a la iglesia de Santa María, está abierta pero aún no ha llegado el diácono, así que nos vamos a desayunar. Cuando volvemos nos sella las credenciales y nos regala una imagen del Santo Cristo de Igualada para que nos proteja durante el camino.
El día ha amanecido gris y con previsión de algunas lluvias, eso nos garantiza que, al menos, no pasaremos calor o al menos mucho calor. Entre unas cosas y otras nos ponemos a pedalear casi a las nueve. Es nuestro primer día con alforjas y al principio cuesta acostumbrarse, no llevamos ni quince minutos cuando cae un rayo, solo uno, muy cerca y en unos segundos empieza a caer un fuerte chaparrón, nos guarecemos como podemos y esperamos a que amaine.
En pocos minutos afloja y continuamos, la verdad es que el camino está muy bien señalizado y tan solo hay que seguir las flechas amarillas que se van encontrando. Pasamos por la ermita de Sant Jaume Sesoliveres y de ahí a un convento de clausura que se bordea por unas escaleras y luego un sendero nos deja en la carretera que lleva a Sant Genís, justo cruzar por encima de la autovía A-2 tomamos un camino asfaltado y señalizado para bicicletas hasta Sant Genís, cruzamos el pueblo y por el mismo camino se llega a Jorba, continuamos y en una rotonda cruzamos por encima de la autovía A-2 para enlazar con el trazado de la antigua carretera N-II en la que se ha habilitado un carril bici perfectamente segregado de la poca circulación que hay y que termina en Santa María del Camí.
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De Santa María del Camí hasta La Panadella se sigue la antigua carretera N-II (casi sin tránsito), las flechas solo nos desvían para cruzar el pequeño pueblo de Porquerisses. Hasta aquí el tiempo nos ha respetado y apenas han caído cuatro gotas pero cuando nos faltan apenas 100 metros para llegar a La Panadella un nuevo chaparrón nos deja empapados, descanso y cafecito antes de continuar, pensaba que la subida a La Panadella nos costaría mas pero ha sido bastante asequible.
El camino se retoma detrás de una ermita donde empieza una pista, ya sin asfaltar, que va bajando por el valle de Ondara entre campos de cereal y bosques en uno de los tramos mas bonitos de la jornada, aquí adelantamos al primer peregrino que encontramos hoy, hasta ahora no nos habíamos cruzado con nadie. Pasamos por Pallerols, Sant Antolí y llegamos a Sant Pere dels Arquells, decidimos continuar por la antigua N-II y encontramos la sorpresa del día. ¡¡Un vecino tiene en su jardín tres aviones de combate rusos MIG!!... unos ponen enanitos en el jardín, otros animalitos y otros ¡auténticos aviones de combate!.
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Por la N-II dejamos de lado el pueblo de Vergós y por una fuerte subida entramos en Cervera, pasamos al lado de la antigua universidad y, otra vez por camino, vamos bajando hasta Tárrega, en este tramo adelantamos a una pareja de peregrinas que estaban descansando y ya no nos encontraremos con mas peregrinos en todo el día. Nos liamos un poco para cruzar Tárrega ya que es día de mercado y paramos a tomar un bocadillo y una cerveza antes de continuar.
Poco a poco el día se va abriendo pero sin llegar a despejar del todo. A la salida de Tárrega tomamos carretera hasta Vilagrassa y luego Anglesola, este tramo tiene bastante tránsito por lo que vamos con cuidado y resulta un alivio el volver a tomar caminos a la salida de Anglesola. En Vilagrassa llama la atención la inclinación de la torre de la iglesia y la portada románica del S.XIII.
A partir de Anglesola todo son caminos rurales, bien señalizados, algunos asfaltados y en ligero descenso, todo el rato vamos entre campos de frutales, de maiz o de alfalfa. Pasamos por Castellnou de Seana y continuamos hasta El Palau d'Anglesola donde tenemos previsto dormir en el albergue que ha habilitado la Associació Amics del Camí de Sant Jaume del Palau d'Anglesola, son poco mas las cuatro y todo está cerrado, al final encontramos un bar abierto para tomar algo fresco, decidimos continuar hasta Lleida y probar suerte en el Albergue de Sant Anastasi.
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Continuamos por caminos bien señalizados y pasamos por Bell-lloc d'Urgell, paramos a ver si podemos sellar en la iglesia pero está cerrada, así pues a continuar pedaleando... cuando pasamos cerca de Alcoletge vemos un cartel informativo del albergue que han abierto y decidimos probar suerte, subimos la cuesta que lleva al pueblo que, en condiciones normales, sería suave pero que con casi 90 kilómetros a la espalda y las alforjas se nos hace eterna. Para colmo de males poco antes de llegar me doy cuenta de que he pinchado... inflo la rueda lo justo para llegar al albergue, ya la repararé a la noche.
El albergue está cerrado pero un cartel en la entrada indica que llamemos a un número de móvil, llamamos y en apenas 10 minutos aparece el alguacil del pueblo y nos abre, también nos sella las credenciales y nos dice que por la mañana dejemos la llave dentro y simplemente cerremos la puerta. El Albergue de Alcoletge tiene tan solo ocho plazas en dos habitaciones pero es estupendo, duchas (agua caliente), lavadora, cocina equipada, televisión, incluso aire acondicionado. Todo nuevo, muy limpio y cuidado. Realmente vale la pena no llegar hasta Lleida y son muy amables.
Reparo el pinchazo, nos duchamos damos una vuelta por el pueblo y a cenar, en el albergue estamos completamente solos. En total hoy ha salido un recorrido de unos 93 kilómetros, para mañana nos espera una etapa "corta" de unos 45 kilómetros hasta Fraga.
Desnivel acum.: +1.022 mts. -1.065 mts.
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