sábado, 12 de abril de 2025

Santillana del Mar, Colegiata de Santa Juliana.

Los orígenes de Santillana del Mar se remontan al S.VIII, época en la que un grupo de monjes que llevaban consigo las reliquias de Santa Juliana construyó una pequeña ermita, alrededor de la cual fue creciendo la villa que tomó el nombre de la santa: Sancta Luliana, que derivó en el actual Santillana. La verdad es que es una villa muy bonita que ha mantenido casi intactas todas las casas en su estilo original, tanto las mas tradicionales como las casonas nobles con sus blasones nobiliarios, algunos casi ridículamente grandes. Lógicamente se trata de un pueblo totalmente turístico donde todo son hoteles, casas de turismo con encanto, restaurantes, bares o tiendas de artesanía y recuerdos.
Santillana del Mar desde el Camper-Park.
Plaza de Mercado.
Casa del Águila (S.XVII) y Casa de la Parra (S.XVI).
Casa de los Cossío (S.XVII).
Torre del Merino (S.XIV).
Torre de Don Borja (S.XV).
Calle Cantón.
Casas tradicionales.
Sin duda alguna la colegiata de Santa Juliana es el mayor atractivo de Santillana del Mar, al menos para nosotros. Fue fundada originalmente el S.X como monasterio benedictino pero ya en el S.XII adquirió la categoría de colegiata, regida por una comunidad de canónigos de la orden de San Agustín, de esta época es la iglesia construida en un estilo plenamente románico. La portada de la fachada principal es una especie de pastiche en la que se reaprovecharon relieves de la portada original de la fachada oeste, desparecida al construirse la torre-campanario, destaca un gran Maiestas Domini en una mandorla sostenida por cuatro ángeles dispuestos en posición horizontal. La galería de arcos superior así como el frontón con la imagen de Santa Juliana situado sobre el portal son un añadido posterior (S.XVII-XVIII). Los tres ábsides de la cabecera son un perfecto ejemplo de arte románico y tiene una bonita decoración en los capiteles de las ventanas abocinadas y en los canecillos superiores.
Fachada principal de la Colegiata de Santa Juliana.
Maiestas Domini flanqueado por cuatro ángeles.
Ábsides de la colegiata.
Detalle del ábside sur.
El interior de la iglesia es de planta basilical con tres naves de cuatro tramos con sus respectivos ábsides y cubiertas por bóvedas de crucería delimitadas por arcos fajones. El transepto queda acotado al ancho de las tres naves, cubierto por bóvedas de cañón y la misma altura que la nave central, el crucero está coronado por una cúpula descentrada construida en el S.XVIII ya que la original se derrumbó. La sensación general es la de una iglesia bastante oscura ya que apenas hay ventanas que dejen entrar la luz.
El Altar Mayor, de estilo gótico tardío, está dedicado a Santa Juliana y el sepulcro de la santa preside el crucero. Distribuidas por la iglesia se pueden ver diferentes relieves románicos datados del S.XI: Santa Juliana dominando al demonio, Santa Ana con la Virgen Niña y un Pantocrátor, posiblemente provenientes de la desaparecida portada oeste. En la sacristía se puede ver una cruz-relicario que guarda un lignum crucis.
Nave central hacia la cabecera.
Vistas hacia los pies de la iglesia.
Sepulcro de Santa Juliana.
Altar mayor (S.XVI).
Coro y órgano (S.XVII-S.XVIII).
Cúpula del crucero.
Santa Juliana dominando al demonio (S.XI).
Santa Ana con la Virgen Niña (S.XI).
Pantocrator (S.XI).
Cruz-relicario del Lignum Crucis.
Los capiteles de las columnas de la nave bien merecen un repaso exhaustivo aunque algunos son difíciles de interpretar, como uno en que se puede apreciar una pareja besándose con pasión y otros con caras entre volutas o espirales.
Adán y Eva en el paraíso.
Obreros de la construcción.
Lucha entre soldados a pie.
Justa entre caballeros.
Labriego manejando la azada.
Dos pelícanos.
Una pareja besándose.
Santa Juliana y el demonio.
Caras bajo un león.
Leones enfrentados.
Cara entre volutas.
Personaje entre espirales.
El claustro consta de tres galerías de estilo románico (S.XII-XIII) mientras la galería oriental fue construida en el S.XVI y es de estilo gótico. Los arcos de las galerías románicas están soportados por dobles columnas por lo que la mayoría de los capiteles son dobles, también hay siete capiteles cuádruples. La decoración de los capiteles es muy variada y abarca desde temas vegetales o geométricos hasta temas bíblicos, caballerescos o alegóricos. Como los canónigos tenían sus propias casas en la villa, no hay sala capitular ni cocina o dormitorio.
Vista general del claustro.
Una de las galerías románicas (S.XII-XIII).
Capilla de los Polanco en una esquina del claustro.
Sepulcros de Luis de Polanco y su esposa.
Galería oriental del claustro (S.XVI).
Decoración con motivos vegetales.
Columna cuádruple con decoración vegetal.
Pastor ahuyentando los lobos que atacan al ganado.
Caballero despidiéndose de su dama.
El milagro de los panes y los peces.
Caballero luchando contra un gran dragón, símbolo del mal.
El Descendimiento.
Maiestas Domini con el Tetramorfos.
El Rey David o Sansón desquijarando un león.
Daniel en el foso de los leones.
Caballero lucha contra el mal ayudado por un ángel.
Bautismo de Cristo por San Juan.
Apóstoles.
San Miguel haciendo trampas en el pesaje de las almas.
Representación de los justos en el cielo.
Aprovechamos el resto de la mañana para visitar el Museo del Palacio Velarde, un palacio de estilo renacentista que se ha mantenido muy bien conservado ya que siempre ha estado habitado. Fue construido por Alonso Velarde en el S.XVI y ya en el S.XX pasó por las manos de diferentes propietarios: el novelista Ricardo León, la duquesa de Parcent casada con el príncipe Max Hohenlohe quien dio asilo al espía nazi Reinhard Spitzy durante cuatro años antes de su exilio a Argentina y finalmente el doctor Francisco Guerra. La visita se desarrolla con varios audiovisuales en diferentes salas y resulta bastante amena, aunque no es algo excepcional desde un punto de vista histórico.
Palacio Velarde (S.XVI).
Carruaje de época.
Recepción del museo del Palacio Velarde.
Audiovisual con la historia del palacio.
La cocina en la planta baja.
Escalera hacia la planta superior.
Exposición de trajes de época.
Despacho del Doctor Francisco Guerra.
Sala dedicada a Reinhard Spitzy.
Uno de los dormitorios.
Ni nos planteamos visitar el otro gran atractivo turístico de Santillana del Mar: la cueva de Altamira. Ya no es posible visitar la cueva original, tan solo se puede visitar una réplica que, muy pomposamente, llaman la Neocueva y el Museo de Altamira. A la cueva original solo dejan acceder un grupo de seis personas de las que se apuntan a la lista de espera, un día a la semana, durante 30 minutos y solo 10 minutos en la sala de las pinturas.

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