miércoles, 7 de agosto de 2019

Orange y Glanum, la Provence más romana

El plan para hoy es visitar Orange, sobre todo su famoso teatro romano, pero empezamos con un breve visita a la catedral de Notre-Dame-de-Nazareth. Aunque la iglesia original es del S.VI, apenas se puede apreciar y casi todo lo que se ve es de los S.XII y S.XIII, con muchas modificaciones posteriores. Su historia es realmente agitada, en el S.XVI fue saqueada por los hugonotes y pasó a ser templo protestante, luego retornó al rito romano, y durante la revolución francesa fue un templo dedicado a la Diosa Razón.
Puerta sur con un estilo de transición.
La nave principal.
Puerta oeste del S.XIX.
El ábside con el campanario sobre el crucero.
Tras la visita a la catedral nos encaminamos al teatro romano de Orange. Este es uno de los teatros romanos mejor conservados del mundo, siendo de los pocos que aún conserva entero todo el muro de la escena. Solo dos más, en Siria y Túnez, también lo mantienen. Fue construido en el S.I, bajo el mandato de Cesar Augusto, primer emperador de Roma, y su capacidad era de unos 10.000 espectadores. Fue clausurado definitivamente el año 391 por orden de la iglesia, que se oponía a los denominados espectáculos paganos. Justo al lado del teatro se encuentran los restos del templo que encabezaba el foro, el muro del cual hemos pasado anteriormente. Ambos se construyeron excavando la pendiente de la colina.
El muro del foro.
Reconstrucción del conjunto del teatro y el foro.
Fachada exterior del teatro o postcaenium.
Se conservan los anclajes de los postes del "velum".
Restos del templo que encabezaba el foro.
El teatro visto desde la cabecera del foro.
La visita se realiza con una audio-guía que va explicando la historia del teatro, sus características, y algunas curiosidades. Por ejemplo, la gran estatua del emperador que preside el centro del escenario tiene la cabeza de quita y pon, cuando moría un emperador se cambiaba la cabeza por la del nuevo y listo (los romanos siempre fueron eminentemente prácticos). La fachada del escenario (proscaenium) estaba estructurada en tres niveles, con abundante decoración de columnatas y frisos esculpidos en mármol. Algunos restos de las columnas han sido repuestos en su ubicación original.
El proscaenium.
La gran estatua imperial.
Vista de conjunto del proscaenium con algunos restos de la decoración original.
Galería de acceso a la "media cavea", la grada intermedia.
Con huecos para los chiringitos.
Otra visión del conjunto desde lo alto de las gradas.
Justo enfrente de la entrada al teatro, se encuentra el Musée d'Art et d'Histoire d'Orange. No es un museo muy grande, pero la visita vale la pena. En la planta baja se encuentran las dos salas dedicadas a Roma. Algunas de las piezas corresponden a los restos de decoración del teatro que se han ido encontrando.
El Musée d'Art et d'Histoire d'Orange.
Friso de los centauros (S.II).
Restos de la decoración del proscaenium del teatro.
Mosaico con motivos geométricos "aux amphorettes".
Esfinge de la necrópolis de Fourches-Vieilles (S.I A.C.)
Otra esfinge de la necrópolis de Fourches-Vieilles (S.I A.C.).
Acrótera de la necrópolis de Fourches-Vieilles (S.I. A.C.).
Diferentes capiteles.
Una amazona, del friso del proscaenium del teatro.
Procesión de victoria del friso del proscaenium del teatro.
Las salas de los pisos superiores están ocupadas por varias colecciones de arte, principalmente de los siglos XVIII y XIX. De vuelta a la planta baja, visitamos las salas dedicadas a los espectáculos, principalmente ópera, que se han representado en el teatro romano. En resumen... un museo pequeño, pero bien interesante.
La sala Gasparin.
La sala Frank Brangwyn.
La sala Wetter, con los murales de Gabriel Maria Rosetti (1764).
Cuadro de la fachada del teatro.
Grabado del arco de triunfo.
Las salas dedicadas a los espectáculos y la ópera.
Postal antigua del teatro durante una representación.
El otro gran monumento romano de Orange es su espectacular arco de triunfo. Fue construido sobre la Vía Agrippa por Cesar Augusto, para honrar a los veteranos de las guerras de las Galias y la Legio II Augusta. Posteriormente fue reconstruido por su sucesor, el emperador Tiberio, para celebrar las victorias de Germánico sobre las tribus germánicas en Renania.
Los bajorrelieves que lo adornan por todos los lados son increíbles, con escenas alegóricas de batallas navales y terrestres, así como escenas con montones de armamento galo y germánico que simbolizan la sumisión de esas tribus al poder de Roma.
La fachada sur.
Fachada norte.
Interior del arco principal.
Alegoría de una batalla naval.
Armamento galo y germánico simbolizando la victoria.
Relieve en la parte superior, una batalla terrestre.
Más armamento en uno de los arcos laterales.
Escenas de galos sometidos por el poder de Roma.
A unos 40 kilómetros al sur de Orange está el pueblo de Saint-Remy-en-Provence, adonde vamos para visitar las ruinas de Glanum. Este lugar lo encontré cuando buscaba información en internet acerca de los restos romanos de Orange. Aún no se como, pero en el buscador me apareció una foto de las columnas de uno de los templos gemelos y fue una decisión inmediata.. ¡tenemos que ir sí o sí!.
Antes de entrar al recinto arqueológico ya nos quedamos embobados con Les Antiques, un arco de triunfo y un mausoleo, que era todo lo que se apreciaba a simple vista antes de que se iniciaran las excavaciones en 1921. Tanto el estilo como la decoración del arco son muy similares al de Orange, aunque más pequeño. Los relieves del mausoleo bien valen perder un rato mirándolos, ya que son absolutamente espectaculares, y con un estado de conservación excelente.
Les Antiques.
El arco de triunfo.
El mausoleo.
Detalle de la parte superior.
Escena de la Guerra de las Galias.
Absolutamente espectaculares.
Cuando llegamos a las taquillas del recinto arqueológico nos informan que ¡¡cierran a las seis!!... Como forma parte de los Monuments Nationaux, tiene horario de funcionario de París... y al turismo que le zurzan, por decirlo finamente. En cualquier caso, decidimos hacer la visita en apenas la hora que queda para el cierre. Es una lástima ya que estas ruinas merecen una visita mucho más detallada, quizás dos o tres horas, pero es lo que hay.
El asentamiento de Glanum tiene su origen en los S.VII-VI A.C., cuando la tribu de los saluvios se establecieron alrededor de una fuente considerada sagrada, y que dedicaron al dios celta Glan. Posteriormente los romanos la asimilaron a Valetudo, diosa romana de la salud, y monumentalizaron la fuente original. La ciudad no resistió las invasiones germanas del año 260, y sus habitantes se desplazaron a la cercana población de Saint-Remy.
Vista general del recinto arqueológico.
En la calle principal.
El patio porticado del mercado.
Losas sobre los desagües de la calle.
Las termas.
El edificio de la Curia.
Uno de los dos templos geminados.
La entrada norte original, con el templo de Valetudo.
La muralla galo-romana.
El templo de Valetudo y la fuente sagrada.
La fuente sagrada.
El santuario dedicado a Hércules.
Al final del recorrido vale la pena volver por un camino que sube hasta unos miradores, y nos proporciona una vista general de todo el recinto arqueológico.
Vista del recinto arqueológico desde uno de los miradores.
Restos pendientes de clasificar o colocar.
Maqueta de la parte norte de la ciudad.
A pesar del calor, hemos logrado realizar la visita en apenas una hora. Cuando volvemos al centro de recepción, los empleados están avisando a la gente para poder cerrar. Apenas nos da tiempo de ir al baño antes de que, literalmente, nos echen.

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