miércoles, 13 de abril de 2022

Monasterio de Santa María de Ripoll

Ripoll y su monasterio están indefectiblemente unidos a los orígenes de Catalunya. Nos remonta, nada más y nada menos, que a los tiempos de Guifré 'el pilós' (878-897) conde de Barcelona, Osona, Girona, Urgell, la Cerdanya y el Conflent... vamos, un tipo bastante importante en su época. Fue el último conde de Barcelona nombrado por los reyes francos y el primero en dar en herencia sus derechos territoriales, iniciando así la dinastía condal independiente de Barcelona. ¡Ah! y también fue el protagonista de la leyenda de las 'quatre barres de sang', origen de la senyera, en la que el rey franco Carlos II 'el calvo' mojó sus dedos en la herida que el conde había recibido en una batalla, para dibujar las cuatro barras sobre un escudo dorado... Se non è vero, è ben trovato.
Quatre Barres de Sang sobre Ripoll.
Posando delante de más de mil años de historia.
La primera iglesia del primitivo monasterio benedictino fue consagrada el 20 de Abril del año 888 por el obispo Gotmar. Fue construida a instancias del conde Guifré y su esposa Guinedilda con la intención de disponer de un monasterio donde pudiera ser enterrado el linaje condal que él había iniciado. Con el tiempo adquirió una gran importancia, llegando a tener el derecho de libre elección del abad y un scriptorium que fue un gran foco de enseñanza (el Trivium y el Cuatrivium), además de su actividad estrictamente "editorial", de traducción de textos clásicos del latín o tratados árabes de astronomía y matemáticas.
La época de mayor esplendor del monasterio corresponde a los siglos X-XIV y es en ese período que aparece la figura del Abad Oliba (1008-1046), bisnieto de Gifré y que terminó siendo obispo de Vic. Edificó la actual iglesia contratando maestros de obra italianos que introdujeron el estilo lombardo, fundó los monasterios de Montserrat, Sant Miquel de Fluvià y Sant Martí del Canigó, construyó la catedral de Sant Pere de Vic y estableció las Assemblees de Pau i Treva. Con las epidemias de peste negra del S.XIV se inicia el declive del monasterio, que culminó con el incendio del mismo durante la primera de las Guerras Carlistas (1833-1844) y su posterior abandono.
Como siempre empezamos la visita recorriendo el exterior, lo que permite hacerse una idea de las dimensiones del conjunto. Nos estamos un buen rato admirando la increíble cabecera con un ábside central y ¡seis! ábsides más pequeños adosados al crucero. La reconstrucción historicista de Roger Torrent está muy bien lograda y se ve claramente donde termina la parte original y empieza la restaurada.
Listos para iniciar la visita.
La espectacular cabecera de siete ábsides.
Los dos campanarios desde el lateral.
¡Que bonito es esto!
En la oficina de turismo nos informamos de los horarios de visita y nos apuntamos a la visita guiada de las 12. Mientras tanto aprovechamos para visitar el Centre d'Interpretació del románico, situado en la antigua iglesia de Sant Pere y a la que se accede desde la misma oficina. Aparte de una excelente exposición audiovisual que explica el románico, también hay una exposición muy recomendable en la que se explica la historia del monasterio y todas sus vicisitudes a largo de los siglos. Muy interesantes son las fotografías de la reconstrucción llevada a cabo por Elies Rogent  entre 1836 y 1893.
Centro de interpretación del románico.
Firma del Abad Oliba.
Facsímil de la Biblia de Ripoll (Biblioteca Vaticana).
Ceremonia de inicio de las obras de restauración.
Estado del claustro antes de la restauración.
Proyecto de restauración de Elies Rogent.
La visita guiada empieza con una explicación de la historia del monasterio en la exposición que ya hemos visitado, para continuar por la portada monumental del S.XII. Se trata una portada exenta en forma de arco de triunfo superpuesta a la entrada original, en ella se representan toda una serie de pasajes de la Biblia: el Apocalipsis, el Libro de los Reyes, el Libro del Éxodo, la historia de Jonás, Caín y Abel... En el plafón en el que se representa a Yahvé entregando las tablas de la ley a Moisés, este aparece seguido de tres figuras (un guerrero, un prelado y un caballero) que podrían corresponder a los hermanos Bernat Tallaferro conde de Besalú, el Abad Oliba y Guifré II conde de la Cerdanya. En la última campaña de limpieza de la portada aparecieron restos de la policromía original en la figura del Cristo en majestad, se aprecian muy bien el color dorado de la barba, las mejillas sonrosadas y los ojos perfilados en negro
Distribución de la iconografía de la portada.
La entrada flanqueada por San Pedro y San Pablo.
Vista general de la portada.
Pantocrator rodeado de ángeles y del tetramorfos.
Detalle del Cristo con restos de policromía.
Agnus Dei en la clave de una arquivolta.
Ciclo del Libro de los Reyes.
Ciclo del Libro del  Éxodo.
El rey David rodeado de cuatro músicos.
Yahvé entrega la ley a Moisés, y tres personajes.
Detalle del ciclo de Jonás en una de las arquivoltas.
Un centauro en el registro inferior.
Otro de los detalles que me llama la atención es el calendario que se puede ver en el intradós de la portada. Cada mes está representado por una de las labores típicas del mismo, lo que resulta un reflejo  muy acertado del carácter predominantemente rural de la sociedad de aquel entonces.
Enero.
Un leñador.
Febrero.
Elaboración del queso.
Marzo.
Trabajando el huerto.
Abril.
Pastoreo del ganado.
Mayo.
Cortando leña.
Junio.
La siega.
Julio.
Guardando la paja.
Agosto.
Preparando un tonel.
Septiembre.
La vendimia.
Octubre.
Poda de la viña.
Noviembre.
La matanza del cerdo.
Diciembre.
Al calor de la lumbre.
Nada mas entrar a la nave principal se encuentra la lápida sepulcral del obispo de Vic Josep Morgades (1826-1901) natural de Vilafranca del Penedès y promotor de la restauración realizada por Elies Rogent. La nave principal está presidida por una réplica (el original resultó destruido en 1936) del estandarte dedicado a la Mare de Déu, obra de Josep Puig i Cadafalch para la ceremonia de consagración del templo restaurado en 1893.
La nave central.
Sepulcro del obispo de Vic Josep Morgades.
Una de las naves laterales.
Vista del ábside central.
En los extremos del transepto y en el primer tramo de la nave central se encuentran los sepulcros de varios integrantes del linaje condal de Barcelona. En el transepto norte está el sepulcro del conde Guifré, en el transepto contrario la de Ramón Berenguer III, y en la nave central los de Bernat Tallaferro y el de Radulf (hijo de Guifré). Bajo el ábside central se encontró una necrópolis con tumbas de los siglos VI-X anteriores a la edificación del templo románico.
Sepulcro del conde Guifré el Pilós.
Sepulcro del conde Ramon Berenguer III.
Sepulcro de Bernat Tallaferro, hermano del Abad Oliba.
Sepulcro de Radulf.
La necrópolis bajo el ábside (S.VI-X).
Sepulcros monolíticos.
El último espacio visitable es el claustro del antiguo monasterio benedictino. La galería norte -contigua a la iglesia- es la más antigua (S.XII), los dobles fustes que soportan los arcos son de piedra rojiza del Montseny y mármol blanco de Gualba. Las otras galerías son posteriores (S.XIV) y la galería superior es gótica (S.XV), aunque mantiene el estilo de las inferiores con los arcos de medio punto y dobles fustes. En la galería este se pueden ver las aperturas tapiadas que corresponderían a la sala capitular.
Galería norte.
Galería oeste.
Galería norte desde el centro del claustro.
Las galerías este y sur.
Capiteles de la galería este.
Vista del claustro y el campanario sur.
Ventanas prerrománicas tapiadas.
Aberturas tapiadas de la sala capitular.
Capitel con unas sirenas.
Hombre devorado por unos leones.
Motivos vegetales y animales.
Animales fantásticos.
Tras la visita ya nos vamos a Ribes de Freser, donde tenemos el alojamiento en el Hotel Sant Antoni. Aprovechamos la tarde para callejear y ver la iglesia de Santa María de Ribes y el Castell de Sant Pere. La iglesia original fue construida en el año 1035 y resultó destruida en 1936, de ella se conservan únicamente los tres ábsides decorados con arcuaciones lombardas y un friso de dientes de sierra. En el Museu Episcopal de Vic se conserva un fragmento del baldaquín románico original, del cual se puede ver una reproducción en el interior.
Dominando el pueblo se encuentran los restos del Castell de Sant Pere, se trata de una fortificación del S.XI aunque los restos actuales corresponden a las edificaciones del S.XIV. Se pueden apreciar los restos de la pequeña capilla, unos silos de agua, diferentes estancias y dos lienzos de la torre principal.
Ábsides de Santa María de Ribes (S.XI-XII).
Castell de Sant Pere de Ribes (S.XIV-XVII).
La pequeña capilla del castillo.
Uno de los lienzos de la torre.
La parte mejor conservada de la torre.
Muros de contención y defensa.

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