domingo, 9 de abril de 2017

Turismo por el sur de Francia (I) - Château de Salses y Narbonne

¡Nos vamos de turismo al sur de Francia!... Cuatro días para descubrir ese tesoro cultural que tenemos tan cerca de Barcelona y que, muy a menudo, pasamos de largo camino a otros destinos como Carcassone, Burdeos...
Cerca de Perpinyà abandonamos la autopista y nos dirigimos al Château de Salses. Esta fortaleza fue construida el año 1.503 por orden de Fernando el Católico, en aquella época el Rosellón pertenecía a la Corona Catalano-Aragonesa y esta fortaleza vigilaba la frontera norte, en el paso natural entre el macizo de Les Corbieres y el mar.
En 1.659, con el Tratado de los Pirineos, la frontera quedó fijada en los Pirineos y el castillo perdió su función defensiva, pasando a ser usado como acuartelamiento, prisión y también como polvorín. Su principal característica es que fue una de las primeras fortalezas construidas para resistir la acción de la artillería con muros bajos, extraordinariamente gruesos e inclinados.
Puerta de acceso a la entrada fortificada.
La entrada principal del castillo.
El patio de armas.
El reducto separado del patio por un foso.
Caballerizas en los semisótanos de una de las alas del patio.
La entrada al reducto desde el patio de armas.
El Canigó visto desde las murallas.
La entrada fortificada vista desde la muralla.
El patio de armas desde la zona del reducto.
Sala comedor del jefazo del castillo.
Aquí resulta evidente el espesor de los muros.
Restaurante La Loge
Una vez terminada la visita al castillo nos vamos a comer, ¡horario francés!, a un restaurante en el pueblo de Salses, La Loge. El local es muy bonito, estilo art-decó, y se come bastante bien. Ya de camino a Narbonne pasamos a ver el Castillo de Fitou, resulta que es privado y se encuentra cerrado, nos conformamos con ver el exterior y disfrutar las vistas sobre el pueblo y la Laguna de Leucate.
Castillo de Fitou con la Laguna de Leucate al fondo.
Acceso al castillo de Fitou.
La torre del castillo.
El pueblo de Fitou vigilado desde el castillo.
Llegamos a Narbonne a media tarde y nos metemos de lleno en faena turística, haciendo acopio de información en la Oficina de Turismo. Narbonne (Narbo Martius) fue la primera ciudad romana fundada en la Galia (118 a.C.), situada en el trazado de la Vía Domitia era la capital de la provincia Narbonense. Con toda la información en el bolsillo nos dedicamos a callejear el centro histórico para tener una primera impresión de la ciudad, las visitas a monumentos y museos las dejamos para mañana.
Plaza de l'Hôtel de la Ville, epicentro de Narbonne
La Vía Domitia al descubierto en la plaza.
El Canal de la Robine.
El Pont des Marchands sobre el canal.
Passage de l'Ancre, entre el Palacio Nuevo y el Viejo.
Los Jardines del Arzobispo.
Exterior fortificado del Palacio Nuevo.
Exclusa al lado de la Oficina de Turismo.
Atardecer en el Canal de la Robine.
Vista nocturna de la Catedral desde la habitación del hotel.
Al día siguiente empezamos una jornada que, al final, resultará maratoniana. En la entrada del Palacio Viejo compramos el pase para poder visitar todos los museos de Narbonne (9 €) y comenzamos visitando el Museo Arqueológico situado en el Palacio Viejo tan pronto abren, a las 9:30.
Patio interior del Palacio Nuevo.
Capilla de La Madeleine en el Palacio Viejo.
Frescos góticos de un pequeño oratorio de la capilla.
Fresco de San Justo o San Pastor, patronos de Narbonne.
Empieza la "orgía romana", fresco del Clos de la Lombarde.
Mosaico recuperado también del Clos de la Lombarde.
Otra de las salas del Palacio Viejo, más arte romano.
Sarcófago de los Amorcillos vendimiadores (S. III)
Pequeña estatua con un perrito, no recuerdo de quien.
Estatua de mármol de Sileno Ebrio (S. I).
Estatua funeraria de mujer drapeada (S. I).
Un increíble mosaico nos sorprende en la última sala.
Vista general de la última sala.
Sarcófagos paleocristianos.
Salimos totalmente embriagados de esta "orgía romana". Un descansito y siguiente visita... el Torreón de Giles Aycelin (S. XII-XIV). Una escalera de caracol interminable (162 escalones) permite llegar a la terraza superior donde se disfruta de una vista excepcional sobre la ciudad, sin duda alguna lo mejor del torreón.
Vista sobre la Catedral de San Justo y Pastor.
Y al otro lado sobre el Canal de la Robine.
El menda en la fortificación superior del torreón.
Y Ana con la Catedral al fondo.
Tras la visita al torreón toca visitar el Palacio Nuevo, la Sala de los Cónsules y la de Los Sínodos se encuentran cerradas por lo que pasamos directamente a visitar el Museo de Arte en el piso superior. Este piso eran las habitaciones privadas del arzobispo, cada una de las salas está decorada en colores diferentes y los techos tiene una decoración increíble. En algunas de las salas también hay mosaicos romanos recuperados, por lo que casi terminamos con el cuello dislocado de tanto mirar hacia arriba, hacia abajo, a los lados, otra vez arriba...
La sala de entrada, la Sala de audiencias.
Suntuosa chimenea y cuadros por todos lados.
Mosaico romano en una de las salas.
Detalle de otro de los mosaicos.
Los techos son increíbles.
Colección de tarros farmacéuticos.
Otro techo decorado...
¡Y otro más!
Otra de las salas.
Tríptico de Jan de Beer.
Colección de loza en una de las salas.
Y una buena colección de arte orientalista.
No podemos entretenernos tanto como quisiéramos ya que cierran al mediodía... ¡otra vez el horario francés!. Después de comer algo rápido cerca del mercado municipal, nos encaminamos a la basílica de Saint Paul, la más antigua de Narbonne (S. XII).
Le Halle, el mercado municipal.
La casa renacentista de las Tres Nodrizas.
Ábside de la basílica de Saint Paul.
Nave principal de la basílica.
Detalle de las columnas de la girola.
Aunque no se ven muy bien, los capiteles son muy bonitos.
¡A por la siguiente visita!... ahora nos dirigimos a visitar el Museo Lapidario en la antigua iglesia de Notre-Dame-de-Lamourguier. Vestigio de un convento benedictino del S. XIII, esta iglesia ha sido reconvertida en lo que podríamos definir como un "almacén". Resulta impactante la cantidad de piedras romanas de todo tipo que se han ido recogiendo.
El ábside de Notre-Dame-de-Lamourguier.
Impacta la cantidad de "pedruscos" almacenados.
Capiteles...
Piedras apiladas y numeradas...
Estelas funerarias...
Relieves variados...
Quizás una de las mejores piezas, un friso completo con una decoración fascinante.
Vamos apurando la jornada y nos vamos a visitar la inacabada Catedral de San Justo y San Pastor. Construida entre 1.272 y 1.340, los capitostes locales de la época se negaron a derribar parte de las murallas para poder terminar la construcción, luego vino la epidemia de peste en 1.348... y así se quedó. El claustro es bastante sencillo pero se encuentra bastante deteriorado.
Dentro de la catedral está la sala capitular que alberga el Tesoro de la Catedral, hay varias piezas muy interesantes pero sobre todo destaca el Tapiz de la Creación (S. XV). La sala del tesoro es de las llamadas "salas de los secretos", es decir, la bóveda de ladrillo permite hablar de esquina a esquina en susurros sin que se oiga nada en el resto de la sala.
El magnífico órgano del S. XVIII.
Nave lateral de la catedral.
Clásica bóveda gótica, alta y luminosa.
El ábside de la catedral con las capillas poligonales.
La parte construida termina en el crucero.
Cofre nupcial (S. XVII).
Arqueta policromada gótica.
Incunable miniado (S. XIV)
El Tapiz de la Creación.
Pyxide de Narbonne, originaria de un taller de Cuenca.
Virgen con niño en marmol (S. XV).
Portada en marfil de un evangelio (S. IX).
El claustro y la torre visigótica de la primitiva catedral.
Una de las galerías del claustro, bastante deteriorado.
Nuestra última visita es el Horreum Romano que son unas galerías subterráneas de almacenamiento muy bien conservadas (S. I). En la entrada hay una pequeña exposición de objetos de uso cotidiano como lámparas de aceite, monedas, ánforas... después de todo lo que hemos visto a lo largo del día nos resulta poco interesante. Otra cosa son las galerías, a cinco metros bajo el suelo son un lugar ideal para almacenaje, con nichos recubiertos de pequeñas baldosas.
Lamparillas de aceite.
Entrada a las galerías subterráneas.
La primera galería o  Galería Sur.
La segunda galería, Galería Norte.
En una de las galerías hay este relieve de una nave romana.
Detalle de uno de los nichos de almacenamiento.
Ha sido un día agotador pero, al final, hemos logrado ver casi todo lo que vale la pena en Narbonne. Por suerte la ciudad no es muy grande y todo está muy cerca. Si los horarios de visita a los museos no fueran tan reducidos, habríamos podido disfrutar con mas calma de ellos.

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