sábado, 3 de junio de 2023

Roda de Isábena

El pueblo de Roda de Isábena está situado en un altozano que domina el río Isábena, en la comarca de La Ribagorça y destaca por el hecho de ser el pueblo más pequeño de la península con una catedral. Un pequeño repaso a la historia explica como esto es posible:
Alrededor del año 884 el conde Ramón I del Pallars y la Ribagorça estableció la capitalidad de Roda y creó el Obispado de Roda, independizándose así del Obispado de Urgell. La consagración de la primera catedral románica fue en el 956, edificada sobre un templo prerománico anterior. Pocos años más tarde, el 1006, la catedral así como todas las iglesias de la zona resultaron destruidas durante la razia de Abd el-Malik (hijo de Almazor) que asoló toda la Ribagorça. Tras la recuperación del territorio, en el 1017, se iniciaron las obras de la actual catedral en estilo lombardo, que se consagró el 15 de febrero de 1030. Con la conquista de Barbastro, se trasladó parcialmente la sede pasando a ser el obispado de Roda-Barbastro, el 1149 se trasladó definitivamente a Lleida, Roda pasó a ser un priorato y en el 1787 una colegiata.
Antes de llegar a Roda paramos a ver uno de los varios puentes románicos que se conservan sobre el río Isábena. Nuestra intención era callejear un poco el pueblo durante la tarde y al día siguiente dedicarnos a ver la catedral, sin embargo se nos echa encima una fuerte tormenta y toca cambiar de planes.
Puente románico de Roda de Isábena (S.XII).
Calzada original del puente restaurada.
Empieza a descargar la tormenta.
El Turbón medio oculto por la lluvia.
Contra todo pronóstico el día amanece espléndido y empezamos recorriendo el perímetro del pueblo siguiendo la muralla natural que lo delimita. En el extremo sur del altozano que ocupa el pueblo se encuentra la pequeña ermita de la Virgen del Pilar, una placa en el porche indica el año 1682, posiblemente la fecha de construcción del porche ya que el estilo es totalmente románico. La vista sobre el tramo inferior del valle del Isábena es de las que valen la pena.
El Turbón nos da los buenos días.
Entrada al pueblo por el Portal de Santa Ana.
El Portal de Santa Ana.
Balcón del portal.
Muralla restaurada.
El camino que circunvala el pueblo.
Ermita de la Virgen del Pilar.
Frontal emporchado de la ermita.
Interior de la ermita.
Cruz de término.
Una vez hemos recorrido el perímetro del pueblo nos dedicamos a pasear por sus empinadas y estrechas callejas. Casi todas las casas han sido restauradas manteniendo las fachadas en piedra vista, siguiendo el estilo "medieval" que tanto valora la asociación Pueblos más bonitos de España, a la que pertenece. Como curiosidad la población actual de Roda de Isábena es de tan solo una cincuentena de habitantes, repartidos por todos los nucleos del municipio, por lo resulta que la mayor parte de casas son segundas residencias o alojamientos de turismo rural.
En la parte más alta del pueblo se encuentra la Plaza Mayor con la Catedral de San Vicente. Sorprenden la portada y el campanario añadidos con posterioridad (S.XVIII), el contraste con los tres ábsides románicos es tremendo. En la parte más al norte de la catedral se encuentra lo que debió ser el recinto del castillo donde se conservan la base de un molino de aceite y su prensa correspondiente, un aljibe, la base de una gran torre circular y el Palacio Fortificado del Prior. Por un arco en el lateral del palacio se accede al Mirador de la Airela, las vistas hacia el norte de la comarca son estupendas, destacando el macizo del Turbón en el centro.
Empezamos a callejear.
Bonito balcón de madera sobre una calle.
Portón de estilo renacentista.
Otro bonito rincón del pueblo.
La Era de Vicen.
Zaguán de una de las casas. 
La Plaza Mayor.
Fachada sur y campanario de la catedral de San Vicente (S.XVIII).
Ábsides decorados con arquillos ciegos.
Palacio Fortificado del Prior (S.XVI).
El aljibe.
Base del molino de aceite.
La prensa de aceite.
Detalle del escudo del Palacio del Prior.
Panorámica desde el mirador de la Airela en el extremo norte del pueblo.
Volvemos sobre nuestros pasos para empezar la visita de la catedral por el portal románico de la fachada sur, que se ha conservado bastante bien gracias al porche añadido. Consta de seis arquivoltas con sus correspondientes fustes y capiteles. El primer capitel de la izquierda es el más difícil de interpretar; algunos lo consideran una representación del Paraíso Terrenal, mientras otros lo hacen como el pasaje de la Eneida donde una sibila entrega a Eneas la rama dorada que le permitirá bajar al inframundo... cada uno que elija la interpretación que más le guste. El resto de capiteles son de más fácil interpretación y todos de una factura exquisita.
Porche añadido a la fachada sur.
Portada románica de seis arquivoltas.
Herrajes originales de la puerta en estilo mudejar.
Curiosos grafittis en la portada románica.
Detalle de una cara en la imposta izquierda.
Una cabeza de buey en la imposta derecha.
La sibila entrega una rama dorada a Eneas.
Ángel luchando contra la bestia de siete cabezas.
Sacrificio de Isaac con la Dextera Domini bendiciendolo.
El obispo San Ramón entre dos diáconos.
Psicostasis o pesaje de las almas por San Miguel.
La presentación de Jesús en el templo.
La huida a Egipto de la Sagrada Família.
Caballero (el bien) luchando contra un dragón (el mal).
La Adoración de los Reyes de Oriente.
Visitación de María a Isabel acompañada por José.
La escena de la Natividad al completo.
La Anunciación del Ángel a María, algo deteriorado.
Al interior de la catedral tan solo se puede acceder con las visitas guiadas que hay que reservar con antelación a través de internet, en la página del Museo Episcopal de Monzón-Barbastro. La estructura de la iglesia es de planta basilical con tres naves encabezadas por sendos ábsides. La bóveda de la nave central fue reconstruida en el S.XVIII con una bóveda ligeramente apuntada, mientras las laterales mantienen la estructura original con bóvedas de arista. A los pies de la nave central hay un espacio añadido con posterioridad donde se encuentra la sillería del coro y un órgano. Llama mucho la atención el hecho que los presbiterios de las tres naves se encuentran a un nivel superior a causa de las tres criptas. En el presbiterio central se conserva una talla románica original (las otras dos son reproducciones) de San Juán perteneciente a un calvario desparecido, En el altar mayor destacan cuatro tallas románicas de unos ángeles, cada uno de los cuales sostiene uno de los símbolos del tetramorfos. Estas tallas son en realidad las bases originales del sarcófago del obispo San Ramón que se encuentra en la cripta central. También destaca una silla gestatoria del S.XII, ahora utilizada como silla del celebrante.
Ábside central con la cripta principal.
El ábside norte.
Detalle de las bóvedas de arista.
El órgano y el coro.
San Juan (el águila) y San Mateo (el ángel).
San Lucas (el buey) y San Marcos (el león).
Imagen románica de San Juán.
Silla gestatoria (S.XII).
En la misma nave central se expone parte del ajuar funerario del obispo San Ramón. Es una de las colecciones textiles del S.XI-XII más completas y en mejor estado que se conservan. Mención especial merece la silla de San Ramón realizada en madera de boj, con una talla de filigranas y animales de clara inspiración nórdica. Junto con otras piezas fue robada el 7 de diciembre de 1979 por Erik el Belga quien la troceó para poderla transportar y ocultar con más facilidad; los trozos que se han podido recuperar se han montado sobre una base de metacrilato remedando la pieza original
Dalmática de San Ramón.
Restos recuperados de la silla de San Ramón (S.XII).
Mitra de San Ramón.
Virgen de Estet (S.XII).
Sábana mortuoria (S.XII).
Detalle del Sudario de San Ramón (S.X-XI).
De las tres criptas que hay solo se vistan la central y la norte. En la cripta central se encuentra el sarcófago de San Ramón, una pieza excepcional que por si sola merece admirarla durante un buen rato. Las escenas del frontal y el lateral derecho desarrollan todo el ciclo de la Natividad, mientras en el lateral izquierdo se representa a San Ramón celebrando misa asistido por dos diáconos. En ambos laterales aún se conservan restos de la policromía que debía tener todo el sarcófago. Nos recuerda al sarcófago de Doña Sancha que vimos en Jaca.
En la cripta norte se han conservado parte de las pinturas románicas originales. Un Pantocrator preside el ábside rodeado por los símbolos del tetramorfos. A la izquierda se representa el bautismo de Cristo y a la derecha la psicostasis o pesaje de las almas por el arcangel San Miguel, mientras el diablo intenta hacer trampas para llevarse el alma. En la parte inferior se representa un calendario agrícola en el que aparecen de forma clara algunos símbolos zodiacales.
Acceso a la cripta central.
La cripta central con el sarcófago de San Ramón.
Frontal del sarcófago de San Ramón.
La huida a Egipto en uno de los laterales.
San Ramón asistido por dos diáconos.
La Anunciación y la Visitación con María, visiblemente embarazada.
La Natividad.
La Adoración de los Reyes de Oriente.
Decoración vegetal muy simple de los capiteles.
Ventana geminada, posiblemente de la iglesia primitiva.
La cripta norte.
Arqueta funeraria de San Valero.
Pantocrator con el tetramorfos.
Bautismo de Jesús por Juan Bautista.
La psicostasis o pesaje de las almas.
Representación del infierno.
Primera parte del calendario.
El resto del calendario.
Tras la visita a la iglesia toca el turno del claustro, bastante bien conservado y con un gran aljibe en su interior. Si por algo destaca este claustro es por la gran cantidad de laudas funerarias que tiene. Se han contando hasta 190 que datan desde 1143 la más antigua hasta el S.XV, algunas de estas aun conservan restos de la policromía original.
Vista general del claustro con el aljibe en su interior.
Una de las alas del claustro.
Detalle del ajedrezado jaqués.
Motivos vegetales o símbolo de unos báculos.
Motivos vegetales más elaborados.
Capitel con unos gallos y una paloma.
Capitel con unas piñas y un hueco para una viga.
Entrada de la Sala Capitular.
Sillería de la Sala Capitular.
La vuelta a casa lo hacemos remontando el río Isábena en dirección al Pont de Suert. Por el camino aprovechamos para ver el puente románico de Serraduy y la iglesia del Monasterio de Santa María de Obarra, de planta basilical con tres naves y sus correspondientes ábsides. De las dos puertas que hay en su fachada sur la original es la más pequeña, con dos capiteles visigóticos reaprovechados de una iglesia anterior. La puerta más grande se abrió en el S.XVI. Según parece, el campanario no se llegó a terminar y solo se construyó la base del mismo. La decoración de los ábsides es de arquillos ciegos, friso de dientes de sierra y lesenas simples en los dos más pequeños, Por su parte, el central presenta los arquillos ciegos más grandes y abocinados, y el friso es de celdas romboidales de inspiración islámica.
La pequeña iglesia adyacente de San Pedro se estima que servía de templo de los peregrinos, al estar en el exterior del recinto del monasterio. No tiene ninguna decoración salvo un crismón situado sobre la puerta de acceso que se añadió con posterioridad a la construcción.
El palacio abacial (S.XVI) está en ruinas, tan sólo se conserva parte de la fachada, con una gran puerta de estilo gótico francés, y los muros.
Puente románico de Serraduy sobre el Isábena.
Iglesia del monasterio de Santa María de Obarra (S.XI-XII).
La puerta románica original y la añadida.
Capiteles visigóticos de la puerta románica.
Los tres ábsides de la basílica.
Detalle de la decoración del ábside central.
Ábside de la iglesia de San Pedro (S.XII).
Portada casi sin decoración.
Detalle del crismón añadido con posterioridad.
Ruinas del palacio abacial (S.XVI).

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